VII

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Shinobu estaba debatiendo en lo que estaba viendo, llegando al departamento de ellos donde había sido arreglado por sus hermanas. Encontró varias fresas, crema batida, chocolate y unas cajas de regalos para la misma.

-Cariño, ¿estas bien?- Shinobu salió de su trance.

-Si amor, tardare un poco. Puedes ducharte en el otro baño.

-Si necesitas algo puedes gritarme- Se alejó de la puerta para irse a duchar.

Ambos estaban cansados, éso de atender una boda era muy agotador. La aludida seguía viendo ropa interior demasiado pequeña, dando muy poco a la imaginación y un Baby Doll.

Si usaba ésto Giyuu le diría que es una atrevida, no le quedó de otra que usar ambas cosas, duchandose rápido. Para meterse entre las sábanas, escuchando la puerta abrirse, era Giyuu.

Se asustó al serle arrebatada la sabana, siendo expuesta a la luz de la habitación, Giyuu estaba sorprendido y después sonrojado.

-No... No te asustes, mi hermana y tu hermana me dieron ésto, y... -No la dejó terminar porque se lanzó para besarla, ella no había notado su pijama a juego, junto a sus botones abiertos.

-Shinobu, déjame seducirte.

Él se estaba quitando su camisa de dormir, ella estaba sonrojada y excitada, apagando la luz. Siendo consentida al momento de intimar, recibiendo caricias desde la curva de sus caderas hasta sus senos.

Marcando la espalda de él son sus uñas, besando su cuello y marcando de vez en cuando. Lo tenía que admitir, se había enamorado completamente de un hombre que hacia lo que fuera por ella, estando en la salud y en la enfermedad, que mueve el mundo para que sea feliz.

-Te amo Giyuu.

Había llegado a su límite, él también, besando sus mejillas por esas palabras tan sinceras, abrazando su cuerpo. Acariciando sus cabellos y su pancita.

-Te amo Shinobu.

Fue lo que escucho antes de quedar dormida, su permiso por su matrimonio fue de cinco días, los cuales iban a pasar en casa viendo televisión y siendo consentida en toda las formas.

-Giyuu, ¿qué haces?

-Trabajo, solo estoy modificando algunas cosas y además, también modificó mi agenda- Ella se asomaba pero, se alejó- Puedes ver, no tengo que ocultarte nada.

-Vaya era cierto lo que me dijo Nezuko, eres muy fiel a tus planes.

-Si.

-Entonces, planeabas embarazarme.

-No cariño, el embarazo fue un deliz.

Vaya que éso le dolió, ella cambio su cara de felicidad  a una de molestia.

-Conocerme fue un deliz, entonces fue mi culpa.

-No Shinobu, no dije éso, pensaba que me querías.

-Claro que te quiero, solo que tu hicistes que mi vida tuviera sentido, siempre era trabajar. Ahora, tengo un motivo muy grande al llegar a casa y eres tú.

Se sentía triste por lo de hace unos momentos, como sabía en el amor siempre hay alguién que quiere más de los dos. No sabía si era ella, así que bajo un poco su enojo dejándolo acercarse, se ha estado alejando de nuevo, buscando sus brazos para un abrazo muy reconfortante.

-Disculpame, aún me cuesta expresarme.

-Disculpame tu a mi, aún te sigo poniendo barreras.

Era cierto, Shinobu estaba agarrando confianza pero, aún le costaba tener esa confianza que necesitaba. Era su primera pelea como casados, a Giyuu le salió caro este coraje ya qué, lo tenía a las 3 de la mañana haciéndole un licuado de fresa.

Las Dos Rayitas Del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora