Vete de aquí

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Al día siguiente, ya estaba vestida con el uniforme escolar, esperando que Khun Sam llegara. Mientras esperaba, me encontré con mi abuela, quien al verme vestida así, me preguntó a dónde iba. Le conté que iba al hospital a ver a Khun Nueng. Mi abuela sonrió; desde que supo que Khun Nueng era una persona honorable, su forma de ser había cambiado y me permitía visitarla. Tal vez mi abuela pensaba que entre Khun Nueng y yo había una relación familiar, y por eso se esforzaba en hacerla recordar. Pero era diferente: yo amaba a Khun Nueng y no dejaría que sus recuerdos quedaran en el olvido.

Khun Sam llegó un tiempo después y me llevó al hospital. Al llegar, me di cuenta de que la abuela de Khun Nueng la había trasladado a una habitación más grande. Al entrar, vi que ella estaba de pie, mirando por la ventana. Vestía una linda camisa blanca que le quedaba muy bien. Me acerqué, la saludé, y ella, sorprendida, me miró con desdén. Su rostro cambió y me habló:

"¿Qué haces aquí? ¿No te había dicho que te fueras, que no vinieras? ¿Acaso no entiendes que no te quiero ver, que ni siquiera te conozco? Así que vete, no vuelvas, antes de que mi abuela venga y te saque de aquí."

Me quedé en shock. Pensé en por qué era tan mala conmigo, ni siquiera me había dejado hablarle. Pero eso no cambiaba nada. Me acerqué más y le dije:

"No me vas a echar de aquí tan fácilmente. Sé que me recordarás, solo te pido que me des una oportunidad. Déjame llevarte a un lugar especial, déjame llevarte a donde nos conocimos. Pero si no quieres, al menos déjame contarte cómo nos conocemos. Te lo pido, no me hagas irme de nuevo."

Vi que me quedó mirando un rato, así que llamé a Khun Sam y le pedí que me ayudara. Ella le dijo:

"Prepárate para salir, vamos a pasear."

Khun Nueng, con confusión, aceptó pero seguía mirándome. En el camino hacia el lugar donde nos conocimos, pensaba en cómo hacerla recordar. Pensaba en hacerla pasear por ahí, en entrar a los lugares donde tantas veces la iba a ver para dibujarla o simplemente estar con ella. Recordar eso hizo que un par de lágrimas se me escaparan, hasta que un pañuelo hizo que esas lágrimas se secaran. Me giré para ver de quién provenía y era Khun Nueng, que me veía con unos ojos de lástima. Vi cómo se acercaba a mí y me susurró:

"Perdón por no poder recordarte. Debes estar sufriendo por mi culpa. Solo te digo que siento una paz cuando estoy contigo, así que por favor no llores porque haces que mi corazón duela."

Mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras. Sentí una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, aún había una oportunidad de que Khun Nueng recuperara sus recuerdos. Acaricié suavemente su mano y respondí:

"No tienes que disculparte. Solo quiero estar a tu lado y ayudarte a recordar. Vamos, déjame mostrarte este lugar."

Llegamos al mercado donde Khun Nueng solía trabajar dibujando a personas. Había alquilado un pequeño espacio allí, y en ese lugar fue donde nos conocimos. La llevé hasta ahí y nos sentamos. Le conté cómo solíamos pasar tiempo juntas allí, cómo ella dibujaba a los clientes y cómo un día me acerqué para que me dibujara.

Khun Nueng: Es un lugar muy bonito. Siento una extraña familiaridad, como si ya hubiera estado aquí antes.

Anueng: Lo has estado. Este era nuestro lugar especial. Aquí fue donde nos conocimos por primera vez. Te recuerdo dibujando en tu cuaderno mientras yo intentaba hablarte.

Khun Nueng: ¿Dibujando? Eso suena como algo que haría.

Saqué de mi bolso un cuaderno de dibujos. Era el cuaderno que Khun Nueng usaba. Se lo entregué y vi cómo sus ojos se llenaban de emoción al ver sus antiguos dibujos.

Anueng: Estos son tus dibujos. Cada uno tiene una historia. Este, por ejemplo, lo hiciste la primera vez que fui contigo a un parque. Dijiste que querías dibujarme porque te parecía interesante.

Khun Nueng: No sé por qué, pero siento que quiero creer en ti.

Acaricié su mano, esperando que esos pequeños destellos de memoria se convirtieran en un torrente de recuerdos. Con paciencia y amor, sabía que la ayudaría a encontrar el camino de regreso a su pasado y a nuestro amor.

Khun Nueng: Anueng, gracias por no rendirte conmigo. No sé si alguna vez recuperaré todos mis recuerdos, pero quiero intentar. Quiero recordar.

Anueng: Juntas lo lograremos. Te prometo que no te dejaré sola en esto.

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