Caminos Divergentes

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Así pasaron los días, y ya era hora de regresar, pues la tan esperada inauguración de la galería era dentro de una semana y Ar Nueng debía volver. Algo había cambiado: ya no regresaría solo como su prometida, sino como su esposa, y eso me hacía feliz. Ahora, ella me pertenecía, y yo le pertenecía a ella. Aunque deseaba quedarme más tiempo, ambas teníamos responsabilidades que atender.

Al llegar al aeropuerto, nuestro avión ya estaba por despegar, así que nos dirigimos directamente a la puerta de embarque. Después de unas horas de vuelo, llegamos nuevamente a Tailandia. Aunque hubiera preferido evitarlo, sabía que tenía que enfrentar lo que nos esperaba al regresar. Al bajar del avión, los reporteros ya nos estaban esperando. Se habían enterado de nuestra boda, y no dejaron de tomar fotos. Nos subimos rápidamente al auto sin dar declaraciones y nos dirigimos al palacio.

Al llegar, Mon y Sam nos recibieron con sonrisas y abrazos, felicitándonos por nuestro matrimonio. Después de un rato, ellas se retiraron, así que Nueng y yo decidimos ir a nuestra habitación para descansar, ya que el siguiente día sería largo.

A la mañana siguiente, me desperté con los suaves besos de Ar Nueng por toda mi cara. Al abrir los ojos, la vi sonriéndome mientras me hacía cosquillas con sus besos. Nos reímos juntas y después se vistió para ir a la galería, ya que la inauguración estaba cerca. Aunque me preocupaba que estuviera cerca de Orm, traté de no darle importancia, porque ahora era mi esposa.

Pov Ar Nueng

Al llegar a la galería, Orm se acercó a verme. Noté que estaba actuando de manera extraña, pero no le di importancia. Esta vez, no dejaría que nadie se interpusiera en mi camino. En ese momento, recibí una llamada.

Piengfah:  Khun Nueng, ¿cómo pudiste? Hiciste todo lo contrario a lo que acordamos. Además, ¿quieres que todo el mundo se entere? ¿Quieres que las cámaras estén detrás de ella todo el tiempo?

Ar Nueng : Decidí pasar mi vida con ella, así que no puedes meterte en esto, Fah. Ya no más. Y si a Anueng no le importó, a mí tampoco. Así que nos vemos.

Después de colgar, seguí trabajando. Unos minutos después, alguien llegó sin previo aviso. No esperaba su visita, pero no me importó.

Ling:  Felicidades por tu boda. Espero que podamos llevar esto en paz. Yo solo quiero a Orm, así que te pido que no te metas en mi camino.

Ar Nueng: Gracias. Si eso es lo que ella quiere, está bien. Pero si descubro que la lastimas, te buscaré...

Iba a continuar hablando, pero Ling me interrumpió.

Ling: Veo que tu esposa no te habló de lo que le conté. Espero que haya tenido una buena explicación. Te sugiero que hables con ella para que entiendas.

Antes de que pudiera decir algo, Ling se fue. Me quedé preocupada, preguntándome qué era lo que Anueng no me había contado y por qué había hablado con Ling. El miedo de que algo hubiera pasado me hizo salir corriendo hacia el palacio. Al llegar, grité su nombre como loca, y ella apareció detrás de mí, con una expresión preocupada.

Anueng:  Amor, ¿qué te pasa? ¿Por qué gritas? Vas a asustar a todos...

Ar Nueng:  ¿Por qué no me dijiste que hablaste con Ling? ¿Qué quiso decir con que no me has contado algo? Dímelo.

Anueng: Cálmate primero. No te lo conté porque nunca estabas aquí, siempre estabas con ella. Pero lo que hablé con Ling es algo que debes saber. Ella me dijo que Orm está loca, que ella misma se hizo ese golpe. Me contó que tú y Orm ya se conocían desde hace años, y que en una de tus fiestas, cuando estabas borracha, la besaste. Desde entonces, se obsesionó contigo...

Ar Nueng: ¿Qué tonterías estás diciendo, Anueng? ¿Cómo podría Orm hacer eso? Esa chica está loca, solo está justificando lo que hizo. ¿Cómo puedes creerle? Además, yo no me acuerdo de ella. Es una chica tranquila que jamás haría algo así. ¿Por qué le crees?

Anueng:  Veo que, como siempre, prefieres creerle a Orm antes que a los demás. Te resulta tan difícil creer en mí. Sabes que no te diría nada si no fuera cierto. Pero ya me dejaste claro que, aunque sea tu esposa, tu preocupación por esa chica sigue siendo más fuerte. Será mejor que me vaya a mi cuarto. Hablamos cuando te calmes.

Vi cómo Anueng subió corriendo hacia su habitación, llorando. No podía creer lo que me había dicho. Orm no era así, jamás haría algo así. Decidí confiar en Orm, aunque Anueng fuera mi esposa. Orm me había demostrado lealtad y que jamás haría algo como lo que Ling insinuaba.

Después de un rato, fui a buscar a Anueng. Pude escuchar sus sollozos desde afuera de la habitación, así que abrí la puerta y la vi arrodillada en un rincón. Me acerqué a ella y la abracé.

Ar Nueng: Amor, no quiero pelear contigo solo por ella. No me importa si Orm está enamorada de mí; para mí, ella es solo mi socia.

Anueng: Yo tampoco quiero pelear, pero no confías en lo que te digo. Pero si así es, no pelearé más por esto.

Aunque me perdonó, noté que cada día nos distanciábamos más. En uno de esos días, Orm no vino a trabajar, lo que me preocupó. Hice que todo el mundo la buscara, aunque era extraño que me preocupara tanto por ella. Luego me enteré de que se había ido con Ling a hablar, y Orm dejó en claro que ya no quería saber nada más. Ling me dijo que era lo único que me diría, porque no quería hablar más sobre el tema.

El día de la inauguración finalmente llegó. Me estaba vistiendo para ir al evento, pero extrañaba a Anueng. Ella era mi esposa y debería compartir este momento conmigo. Sin embargo, no podía acompañarme porque, como cada día, habíamos peleado, y esta vez, me había dado un ultimátum.

Anueng: Ya me cansé de que llegues tarde todos los días solo porque sales de fiesta y tienes que llevar a Orm a su casa. Pareces más su esposa que mía. Pero esto se acaba aquí. Tienes que elegir: esta vida, en la que estás con ella y la fiesta recién empieza, o una vida conmigo, en la que yo te importe más que ella y donde la fiesta se acabe para siempre.

Ar Nueng: Hablaremos después de la inauguración.

Después de eso, salí directo al evento. Al llegar, todo estaba listo. Aunque esperaba que Anueng llegara, sabía que después de nuestra pelea, no vendría. Tenía una sorpresa para ella, pues había hecho una pintura de su retrato y sería presentada en la inauguración.

La noche transcurrió entre conversaciones con las personas que me hablaban y me felicitaban por la galería.

Pov Anueng

Sabía que esta pelea era la última y no habría otra. Ya no podía soportarlo más, pero también sabía que si esta era mi última noche con Nueng, debía ir a su inauguración para verla. Después de todo, habíamos construido esto juntas.

Al llegar, los reporteros empezaron a tomar fotos, pero no me importó. Ya era algo normal después de que todos se enteraron de nuestra boda.

Estuve buscando a Ar Nueng durante la fiesta hasta que la encontré en el fondo, hablando con Orm.

Ar Nueng: Espero que este sea un nuevo comienzo para todo, pero también espero que este sea un nuevo camino. Porque la fiesta acaba de empezar...

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