Summer love ft. AllOfBooks [SL#1]

Capitulo 37

VANESSA

Mi corazón latía rápidamente, mi corazón estaba acelerado, cada latido cada vez se hacía más rápido. Sentí como si mi corazón latiera por primera vez y mis pulmones se llenaran por primera vez de oxigeno. Abrí mis ojos de golpe y chillé por el horror de los recuerdos que había en mi mente.

Sentía como las lagrimas caían por mis mejillas, las cuales ya estaban empapadas.
Miré hacia todos lados, sintiéndome minúscula ante la oscuridad que se cernía a mi alrededor.

Un silencio inundó la habitación, lo único que podía escuchar eran los latidos de mi corazón, que latía rápidamente. Casi grité otra vez al oír las las fuertes pisadas que alguien daba hacia mi dirección, como si me buscara desesperadamente por algún motivo.
Estaba tan asustada, el sudor comenzaba a correr por mi frente, ¿o eran mis lágrimas? No tenía la menor idea, pero si sabía algo, no quería volver a dormir. Otra pesadilla, donde él me atormentaba.
Una puerta se abrió, y de ella, una intensa luz que provocó que mis ojos se cegaran por unos instantes. No sabía lo que pasaba en ese instante, sólo sentía los brazos de alguien abrazándome fuertemente, como si no quisiera que me escapara de ellos.
Lloré como una niña en el pecho de Jane. Lo supe por su olor, ese olor que no podía describir pero calmaba mis sentidos hasta dejarlos inertes. Sentía su respiración en mi cabeza.

-¿Otra pesadilla? -me susurró al oído, yo solamente asentí, en señal de afirmación. -No volverá a pasar.
-Pero pasó. -dije entrecortadamente.

Esos eran los momentos en los que eramos prescindibles para la existencia de la otra. Los momentos en los que el mundo se derrumba y solo una persona puede hacer que veas la luz del sol.

Esa era mi Jane, la que me hacía sentir viva la mayoría del tiempo. Mi mejor amiga, mi colega.
Pasamos horas así. Yo llorando y ella abrazándome. Ella intentaba tranquilizarme, y secaba mis lagrimas. Supongo que despertarla a las tres de la mañana no era uno de sus planes, pero en ningún momento hizo ademán de querer irse. Fui yo la que hizo que se acostara a mi lado y se quedara conmigo durante horas.

Desperté cuando ella, al moverse, casi me aplasta. Aún durmiendo, además. Sentí una inmensa ternura al verla dormida, parecía un bebé.
-Jane...-susurré para que despertara, cosa que hizo al instante.
-¿Qué? -dijo un poco alarmada, pero todavía tenía su peso sobre mi cuerpo.

-Si me aplastas no puedo respirar. -dije entrecortadamente.

-Lo siento. -dijo rapidamente mientras se apartaba, haciendo que el aire fluyera de nuevo hasta mis pulmones.
Nos miramos un par de segundos antes de estallar en carcajadas. Esas cosas nos pasaban muy a menudo, demasiado. Siempre pasaba algo que nos hacía reír. Normalmente eran sus estupideces, aunque a veces eran las mías.
Miré el resto de la habitación, ahora iluminada, y para mi sorpresa, un secador de pelo se encontraba en una de las mesitas de noche.

-¿En serio? -le dije a Jane levantando una ceja, ¿con eso intentaba defenderme anoche?
-Tenía que defenderte. -se excusó algo ruborizada.

-¿Y tenías que agarrar un secador, precisamente? -le pregunté, aún mirando el objeto.
-Fue lo mejor que tenía a mano. -dijo mientras se levantaba e iba al baño que había en la habitación, seguramente para guardar el aparato dentro.
Jane probablemente era un ángel. Me había dejado quedarme la noche anterior -después de cenar con ella en un restaurante- y estuvo para mí aunque la despierte a altas horas de la madrugada.
« -Sabes que estaré ahí para ti.
-¿Aunque te despierte a la madrugada?
-Aunque me despiertes a la madrugada.
Jane sonrió y yo le devolví la sonrisa.»

Sabía que las palabras eran simplemente palabras, y que la promesas se hacían polvo cada vez más rápido. Pero Jane era la mejor amiga que podía pedir, y sabía que ella no iba a decepcionarme.