10. 𝕷𝖆𝖘 𝖏𝖔𝖞𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓

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Aegon Targaryen se despierta completamente renovado, sentía el ánimo por las nubes y se mostraba risueño

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Aegon Targaryen se despierta completamente renovado, sentía el ánimo por las nubes y se mostraba risueño. A su hermano menor le parece raro, puesto que durante la noche lo había notado distante y algo ofuscado, pero no dice nada. Aemond ve a Helaena, la niña no le quitaba sus ojos de encima, parecía estar vigilando cada movimiento del príncipe. Entonces Rhaenyra entra al comedor, con un porte desgarbado y con ojeras en su bello rostro, y empieza a atar cabos cuando la menor se ruboriza mientras su mirada baila entre Aegon y la heredera.

—¿Sucedió algo, Hel? —Susurra inclinándose casi sobre ella.

Ella lo mira por un instante, para luego bajar la vista a sus alimentos. Sabía que se lo contaría en algún momento, puesto que ese era el trato. Aemond se había acercado a ella antes de partir hacia Rocadragón.

—Si yo veo algo te lo diré —había dicho el niño— pero si tu ves algo también cuéntame, no puedo perderme la oportunidad de burlarme de Aegon.

—Bien…pero no creo que Rhaenyra haga algo con nosotros cerca.

—¿Apostamos?

Helaena era dulce y tierna, y posiblemente nadie sospecharía de las múltiples apuestas que llevaba con su hermano. Algunas pérdidas, otras ganadas, siempre en torno a cómo se comportarían sus hermanos mayores.

—He perdido —le dijo con su voz lo más baja posible. Aemond la mira sorprendido.—¿Acaso no notas la sonrisa de nuestro hermano?

—¿Que susurran ahí? —Ambos oyen a Rhaenyra y se enderezan en sus sitios, intentando mantenerse serios.

—Nada, Hel me invitaba a volar con ella en Dreamfyre.

Aegon los mira en silencio, no había pasado por alto el rostro colorado de la menor ni el asombro en su hermano, sospechaba que Helaena ya le había ido con el cuento de lo que había visto durante la madrugada.

Luego del momento tan íntimo que había tenido con Rhaenyra, Aegon había entrado en un éxtasis que sabía que nadie podría arruinar. Había dejado la cama con altas expectativas para el resto de su estadía y no le importó encontrar a Harwin Strong de camino al desayuno.

—¿Dormiste mal, sobrina? —El tono burlón de Daemon hace que Rhaenyra se frote el rostro con ímpetu, tratando de aflojar sus facciones, aunque su ceño fruncido no se logra quitar.

—Algo —dice ella mientras toma su copa para beber todo el contenido con un largo trago.

—¿Acaso hubo algo que te dejó agotada?

—Daemon —Sentencia y solo ríe para comenzar a comer. Ahora se dirige a sus hermanos, quienes habían observado el intercambio en silencio— ¿Ustedes descansaron bien?

—De maravilla —dice el mayor mientras los tres menores solo asienten. Rhaenyra no lo mira.

—Pensaba en dar un paseo por la villa, ¿Desean acompañarme?

OPORTUNIDAD ||Rhaegon|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora