12. 𝕰𝖑 𝖉𝖔𝖑𝖔𝖗 𝖉𝖊 𝕽𝖍𝖆𝖊𝖓𝖞𝖗𝖆

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Aemond introduce sus pies descalzos en la fría arena de la costa de Marcaderiva, a su lado su hermana Helaena parece entretenida con unos moluscos extraños y de aspecto horrible, más lejos puede oír las voces de Lord Corlys Velaryon y su esposa Rh...

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Aemond introduce sus pies descalzos en la fría arena de la costa de Marcaderiva, a su lado su hermana Helaena parece entretenida con unos moluscos extraños y de aspecto horrible, más lejos puede oír las voces de Lord Corlys Velaryon y su esposa Rhaenys aunque no entiende de que hablan puesto que la voz de Daeron es bastante escandalosa. Sus hermanos mayores están juntos, sentados en una roca en la orilla donde las olas casi lograban mojarlos, están en silencio y sus rostros se ven relajados, pero sabe que no lo estan.

No sabe bien que pasó entre Aegon y Rhaenyra, pero el humor de su hermano había ido en picada desde que su tío Daemon lo había enviado en su búsqueda por la mañana hacía tres días.

Aegon observa el mar, los sonidos eran mucho más placenteros que los violentos movimientos en la costa de Rocadragon, el cielo despejado los había recibido mientras volaban hacia las tierras de los Velaryon y agradecía poder entretenerse con las nuevas vistas.

Siente a su hermana suspirar a su lado, se había sentado sin esperar su permiso, uno que no pensaba conceder, y se había mantenido observando el agua desde que había llegado. Solo será un momento, piensa, antes de girar su rostro para mirar su perfil, y ella al sentir sus ojos también voltea.

—¿Podemos hablar? —dice ella cuando su mirada lo atrapa. Él simplemente niega antes de volver la vista al frente— Aegon, por favor.

—¿Desde cuándo? —Suelta y de reojo ve su cara de confusión— ¿Desde cuándo te acuestas con Strong? —Si ella quería hablar, iría al punto directamente y sin escalas.

Rhaenyra se desliza por la roca hasta dejarse caer, no le importó mojarse los zapatos, comienza a alejarse, avergonzada y un poco molesta por la insolencia de su hermano. Aegon salta y la sigue. Sus familiares los miran pero no se animan a acercarse.

—¡Rhaenyra! —Grita el muchacho cuando se da cuenta de la dificultad de caminar por la arena y ve como ella ya le llevaba demasiada ventaja— Querías hablar, bien, hablemos.

—No estamos en el lugar para hablar de eso.

Ella no se detiene, comienza a realizar su camino de vuelta a la fortaleza. En cuanto llegan a suelo rocoso, lejos de los niños y los Velaryon, Aegon corre hacia ella para tomarla del brazo y detenerla. La nota enojada y eso le causa molestia ¿No debería ser él quien esté ofendido?

—Respondeme —Pide, sus labios en una fina línea y su ceño fruncido— o me volveré loco.

—Desde que vino a Rocadragón —Aegon no la mira, pero se nota confundido— hace años, cuando apenas nos unieron en matrimonio.

—¿Por qué seguiste estando con él?

Rhaenyra pone los ojos en blanco antes de seguir su camino, su hermano sigue sus pasos apresurados.

—Dame una razón y…

—¿Razón? —Pregunta al aire— ¿Amor?, ¿Necesidad? Quien sabe…

—¿Y la otra noche? —dice casi gritando entre dientes ante sus palabras burlonas— te estuve esperando y al final te habías ido a revolcar con tu amante.

OPORTUNIDAD ||Rhaegon|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora