Una diosa Valyria le da una segunda oportunidad a Rhaenyra para mover los hilos del destino y salvar su linaje. Ahora queda en ella hacer lo necesario para lograrlo.
Rhaenyra Targaryen x Aegon II Targaryen
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La princesa de Rocadragón es recibida en la entrada de su fortaleza por sus doncellas y caballeros, acaricia a Syrax con ganas antes de dejarla ir a descansar a Montedragón y se acerca a Elinda, quien toma su bolso en silencio. Se sentía una cobarde, había huido de su hermano como una rata, pero sentía que era lo correcto. La noche anterior había cometido un error y necesitaba tiempo para pensar, y posiblemente Aegon también lo necesitaba. Habían sido unas buenas semanas, se había sentido querida y hasta deseada, y había creído que había sido el momento oportuno para contar su secreto, pero algo la había detenido y fue más fuerte que ella.
Pensaba dejar todo como estaba, pero en cuanto vio a Aegon sudar mientras murmuraba palabras sueltas pero conocidas para ella en sueños, tomó la decisión de dejar Desembarco.
-¿Princesa? -Oye a Ser Harwin Strong, quien se acerca a paso lento mientras ella tomaba una copa de vino, no le responde, pero le hace un gesto para que continúe.- Quería hablar sobre su propuesta.
-¿Vas a aceptar? -dice e intenta no demostrar sus emociones, pero Harwin la conoce demasiado bien, sabe que en sus ojos lilas esconde las lágrimas que se rehúsa a soltar.
Él siempre tuvo gran facilidad para leerla, Rhaenyra siempre mostraba su verdadero rostro cuando estaban juntos, así estuviese feliz, emocionada o dolida, en los brazos de su juramentado tenía bien en claro que podía ser ella misma, teniendo en claro que nunca sería utilizado en su contra.
-De mí parte si, tuve tiempo para pensar y creo que es lo correcto...pero su dama de compañía no está muy de acuerdo.
-No tuve tiempo para hablar con ella -responde Rhaenyra incorporándose del sofá donde estaba sentada- Creo que es buen momento de hacerlo.
-Comprendo -Harwin se da vuelta, dispuesto a retirarse, pero se detiene- Disculpe mí intromisión, princesa... pero quería saber si todo estaba bien con su hermano.
Rhaenyra lo observa por unos instantes, sus ojos cansados y porte desgarbado no le dan una buena pista, mucho menos la rapidez con la que regresó y sin aviso previo.
-No te preocupes, Harwin -Susurra con una sonrisa en sus labios, aunque está no llega a su mirada- dentro de lo que cabe, está todo bien, no tienes nada que ver con lo que sucede.
-Creí que...-Se interrumpe a sí mismo- lo siento, princesa, no tengo que inmiscuirme en sus asuntos.
Ella camina hacia él, su mano sube por su brazo derecho, reposando en la parte del codo, se detiene, puesto que siente que su mano podría seguir subiendo hasta su cuello para acariciar los rulos que tanto añora.
-No te comportes de esta manera conmigo, Harwin -dice con dificultad, casi conteniendose mientras las orbes oscuras se clavan en ella, con esa mirada de amor que siempre le dedicaba- hemos pasado por muchas cosas, como amantes pero también como amigos, quiero que estemos bien y busco lo mejor para ti...quiero que de ahora en más, no importa lo que suceda, cuando estemos aquí me vuelvas a llamar Rhaenyra. Ahora iré a hablar con Elinda, ¿Bien?
