—Vamos, un poco más —. Jadee al subir una pequeña escalinata y por fin logramos salir de aquel maldito bosque.
—¡Creo ver algo a lo lejos! —. La voz de Luisa estaba llena de esperanza al ver una pequeña cabaña que se asomaba colina arriba.
—Se ve algo empinada la colina —. Gimió adolorido Mateo y la cara sudorosa de Daniel por el esfuerzo de cargar a este hizo segunda.
—¡Ánimo chicos! —. Los alentó Trina con una enorme sonrisa de oreja a oreja mientras balanceaba su mochila llena de provisiones—. Solo un par de metros más y podremos descansar en aquella cabaña.
Daniel balanceó la mochila que llevaba en el otro hombro y agarró con fuerza la cintura de Mateo, esté continuó avanzando colina arriba resoplando del esfuerzo. Luisa los seguía de cerca para evitar que estos se cayeran.
Con el atardecer cayendo a nuestras espaldas subimos con esfuerzo la colina y nos acercamos a aquella cabaña. El ruido de nuestros pasos sobre la hierba crecida llenaba el espacio, mientras que nuestras miradas esperanzadoras se dirigían a aquella cabaña.
Nos acercamos a la cabaña con Daniel recargando a Mateo contra la pared de madera de la cabaña, mientras se frotaba el hombro, Trina y Luisa se dedicaban a revisar desde las ventanas que aquel sitio fuera seguro y no hubiera rastros de infectados dentro de ella.
—Voy con ustedes chicas —. Sugerí con el afán de sentirme útil mientras me acercaba a ellas.
—Está bien Ang —. Respondió con dulzura Trina mientras nos asomabamos por una de las ventanas para revisar que todo fuera seguro.
—Esto es lo que haremos —. Respondió Luisa en voz baja mientras miraba al interior desde la ventana —. Iremos en fila india y en sumo silencio para evitar a los posibles infectados.
Luisa se puso a revisar la escopeta para ver cuánta munición quedaba en la escopeta —. Queda una bala en la escopeta —. Murmuró mientras se descolgaba la mochila.
—¿Aún quedan balas en la mochila? —. El miedo que sentía al pensar que nos habíamos quedado sin balas era enorme, "¿Qué nos pasaría si Luisa se queda sin balas?" pensé mientras una espiral de pensamientos me envolvia.
—¡Aquí hay más balas! —. Exclamó Luisa emocionada y enseñó la caja con municiones.
Después de poner más balas a la escopeta entramos con sumo cuidado.
Luisa empujo la puerta con la punta del cañón, el chirrido de la vieja puerta nos puso los pelos de punta, empezamos a avanzar con cuidado, el crujido del suelo de madera nos mantenía en estado de alerta, "¿Acaso no hay nada por aquí que no haga ruido?", pensé molesto. Cruzamos una sala en estado de abandono, cruzamos por una puerta que daba a una cocina llena de polvo.
—Lo más seguro es que esté vacía la cabaña —. Susurro Trina emocionada.
—¿Entonces por qué susurras? —. Respondí en un susurro.
Trina decidió no responder a mi pregunta y nos acercamos a las recamaras. Con la punta del cañón empujo Luisa las puertas de cada recamara para confirmar que estuvieran vacías. Al llegar a la última puerta la cual se encontraba entreabierta vimos un cuerpo en la cama.Al querernos acercar un poco más vimos una ventana entreabierta generandonos más miedo. Con el corazón latiendo como alas de colibrí nos acercamos con sumo cuidado al cuerpo que yacía debajo de las sabanas, solo era visible un pie. Con cuidado se acercó Luisa y tocó el pie de aquella figura. Al ver que no reaccionaba aquella figura Luisa arrebato las sábanas para descubrir el cuerpo de una mujer que yacía sin vida, parecía que se había suicidado pero algo no cuadraba, estaba amordazada y tenía unas marcas extrañas en las muñecas, al acercarnos para examinar de cerca vimos marcas de quemaduras hechas con cigarrillos.
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La sombra en la tormenta
AléatoireEstá es una historia original y no puede ser producida o alterada. Uno buscaba sentirse util y ayudar a todos lo que se le atravesaran, el otro buscaba controlar y ganar poder pisoteando a los demás. Mientras que uno quería ser de provecho el otro...