PELEA

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Tome mis llaves y salí por la puerta principal, mientras caminaba por el condominio

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Tome mis llaves y salí por la puerta principal, mientras caminaba por el condominio. Ví a la anciana Nora, una de las dueñas de la privada donde vivía. Mis papás me contaron que eran dos hermanas, Dora y Nora, aunque hace pocos años la señora Dora había fallecido.
Estaba regando sus plantas mientras me sonreía y me agitaba la mano en el aire, yo le devolví el saludo.

Trate de asomarme por las ventanas de la casa de Papancho, pero seguro que todavía era muy temprano para un flojo como él estuviera despierto. Luego recordé que 'las calcomanías' estarían ahí y eso fue suficiente para que saliera corriendo. Eran los hermanos de mi Papá Temo, mis tíos y... los tíos más entrometidos en el planeta posiblemente.

Luego de por fin salir del enrejado, gire mi cabeza hacia ambos lados de la carretera, tratando de ubicar el auto de Andy ahí afuera, en la calle.
Pero no noté nada. Hasta que mis ojos fueron cubiertos por las manos de alguien, ese alguien era Andy.
Con un empujón juguetón lo hice a un lado y choque mi puño con el suyo.

- Pensé que me habías abandonado. - Le dije.
- ¿Yo dejarte? fuiste tú quien se olvidó de mi ayer. -

Puse una sonrisa ladina y fingí arrepentimiento.

- Lo siento por dejarte tirado en esa fiesta llena de animales e incomprendidos adolescentes. -

Levanté las manos en alto indicando redención, aunque manteniendo esa chispa de sarcasmo en mi gesto.

- Pero tenía cosas que hacer. -
-

¿Cosas que hacer? ¿Pintar hasta que te duelan las muñecas?
- Pues sí, mucho mejor que emborracharme entre una multitud de gente que ni siquiera conozco.

Ambos comenzamos a caminar juntos hasta donde Andy se había estacionado. Era un auto 'volkswagen' Jetta. Nunca dejaba de presumirlo, incluso conmigo. Era como su mayor orgullo, después de su colección de casettes antiguos claro. Al que el mismo coronaba como 'lo vintage de lo vintage'.

- Como sea, tampoco fue tan malo. - Me aseguro Andy.
- Un poco aburrido, sí. Pero no podía rechazar la invitación. -

Ambos subimos al auto y casi de inmediato Andy empezaría a conducir. Supongo que se dió cuenta de como me frotaba los brazos, hecho un ovillo que se ofreció a darme de su propia ropa. Yo me negué pero él no quiso escucharme, así que termine cediendo.

‹Pleno enero Pedro Pablo› me dije a mí mismo para mis adentros. ¿Cómo se me había ocurrido salir así de fresco a menos de 9.9°C?
Por suerte mis padres no se dieron cuenta, pero no es su culpa, hoy estaban bastante distraídos.

Andy me dio su abrigo de terciopelo beige y me arropo con su bufanda alrededor de mi cuello, que era color blanca y aborregante. No me sentía tan mal ya que Andy se había quedado con su sudadera y a comparación de mí, no parecía tiritar ni un poco.

El rumor || bospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora