8

5.5K 505 45
                                    

Caminaba por los pasillos del castillo, murmurando para mí mismo. Hermione y Harry me habían dejado solo de nuevo. Hermione estaba con Pansy, lo cual entendía hasta cierto punto, pero Harry... ¿Dónde se iba Harry todos los días? Esa pregunta me rondaba la cabeza constantemente.

Decidí salir del castillo, buscando distraerme de mis pensamientos y la sensación de soledad. Mientras caminaba por los terrenos, me di cuenta de lo vacío que estaba todo. Los lugares que normalmente estaban llenos de estudiantes y profesores ahora parecían desiertos. Los pocos profesores que quedaban debían estar disfrutando de un descanso de todos nosotros.

Al ver un banco solitario a lo lejos, me dirigí hacia él. Me senté y recosté la cabeza, dejando que la tranquilidad del lugar me consumiera. Cerré los ojos, intentando relajarme, cuando escuché una voz que me llamaba.

_ Weasley, ¿por qué tan solo?

Abrí los ojos y levanté la vista, encontrándome con Blaise Zabini mirándome fijamente. No pude evitar sentir una mezcla de sorpresa y curiosidad.

_ Pues, qué te digo... Perdí la oportunidad de irme y ahora estoy aburrido, respondí, intentando sonar casual.

Zabini asintió con comprensión.

_ Entiendo. Luego, tras un breve silencio, añadió._ ¿No quieres ir a beber algo?

En mi mente, pensé que claro, él sí tendría dinero para gastar. Antes de que pudiera responder, Blaise añadió:

_ Quiero ir a recoger un encargo. Si me acompañas, te regalaré la bebida.

Me sentí indeciso. ¿Qué quería realmente? No tenía nada que hacer, pero aceptar la oferta de Zabini me parecía raro.

_ O tienes algo que hacer, añadió Blaise, como si leyera mis pensamientos.

Suspiré y me levanté.

_ No, nada. Vamos.

Caminamos juntos, y durante el trayecto, Blaise me preguntó, _ ¿Y dónde iban a ir a pasar las vacaciones?

_ Íbamos a ir con mi hermano a pasar los días y tal vez conocer un poco más del lugar, respondí, intentando sonar animado.

Blaise asintió.

_ ¿Y tú? le pregunté.

_ No lo sé. Tal vez a París de compras.

Asentí, sintiendo una punzada de envidia por su vida aparentemente lujosa.

_ ¿Y Malfoy? pregunté, curioso.

Blaise se quedó pensativo por un momento.

_ Salió y me dijo que ya volvía, pero me dejó solo.

Sonreí con ironía.

_ Estamos iguales. A los dos nos abandonaron nuestros amigos.

Llegamos a una pequeña tienda y Blaise entró primero, saludando amablemente a la dependienta.

_ Hola, vengo por mi encargo.

La señora detrás del mostrador le sonrió y le entregó un pequeño paquete.

_ Aquí tienes.

_ Gracias, dijo Blaise, y salimos del lugar.

_ Vamos a beber algo. De seguro estás cansado, sugirió Blaise.

_ No, para nada. Pero acepto la bebida, respondí.

Nos dirigimos a Las Tres Escobas. _ Pide lo que quieras, no hay límites. Dijo Blaise

_ No, cómo crees, intenté rechazar.

_ No te preocupes, insisto.

_ Está bien. Un pedazo de pastel y una cerveza de mantequilla.

Amortentia a las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora