четыре

90 16 4
                                    

Nikolai no dejó de frecuentar la biblioteca incluso después de haber sido descubierto. La única diferencia era que ya no iba todos los días, pero ocasionalmente se levantaba temprano en las mañanas para ir. De paso, descubrió que la biblioteca no era un mal lugar para estudiar - era mucho mejor que la soledad de su habitación, en ese apartamento frío y casi vacío de cosas - y no le molestaba del todo la presencia de los demás estando allí.

El retrato que había hecho de Fyodor estuvo apoyado contra la pared en la esquina de su habitación, cerca del atril por unos pocos días. No sabía muy bien que hacer con el cuadro, pero después se decidió a colgarlo en la pared que miraba hacia los pies de su cama. Sin embargo, al haber estado despertando durante las noches para beber agua, se sobresaltaba al ver la mirada profunda que los ojos oscuros de Fyodor irradiaban, sintiéndose vigilado mientras caminaba en el poco espacio de su piso.

Lo quitó del lugar entonces, y lo ocultó bajo a cama. Había momentos en que lo sacaba para contemplarlo con detenimiento, pero no tardaba en sentir una extraña pesadez en su pecho y lo volvía a ocultar.

No lograba descifrar del todo que era lo que sentía en especifico, pero sabía que el ruso tenia la culpa de que últimamente le estuviese yendo tan mal en sus exámenes. Desde el primer encuentro, Fyodor había despertado en Nikolai una tormenta de sentimientos contradictorios, tan profundos que a veces parecían bordear la obsesión. Por supuesto, Nikolai no estaba al tanto de esto. Sus pensamientos siempre se sumían en la enigma que Fyodor era, recordando una y otra vez las expresiones que él hacia cuando se concentraba en sus proyectos, en su figura que irradiaba un aura de misterio y sabiduría que Nikolai encontraba irresistible. 

Había leído el resto de libros que Fyodor había publicado y seguía creyendo con firmeza de que no eran tan impresionantes como los demás pensaban que eran. Tuvo una larga discusión con Fyodor al respecto, durante una tarde donde Nikolai no quería irse a su apartamento aún y Fyodor no parecía tener ganas de ir a ningún otro lado. Estaban sentados juntos en una de las tantas bancas que habían alrededor del campus, sin importarles el frío del duro invierno que golpeó la ciudad aquel año. 

—Francamente, no entiendo porque todas tus historias tienen que ver algo con la religión —empezó Nikolai, su voz saliendo de él con tono desinteresado—. Se me hace tedioso pensar en esas cosas, pero está más que claro que reflexionas mucho en ello... y si soy honesto, no impresionas nada con tu filosofía religiosa.

—Mmh... hay muchos que piensan lo contrario —empezó Fyodor, no demostrando molestia alguna por su opinión—. Por otro lado, ¿como no podría abordarlo en mis historias cuando Rusia tiene una misión espiritual especial? Solo un idiota no se daría cuenta de ello.

Nikolai alzó sus cejas en sorpresa. 

—Wow, eres un fanático.

—Piensa en lo que quieras, no espero nada de un científico como tú —una sonrisa sardónica se formó en su rostro al decir eso.

Aquel comentario provocó que Nikolai entrecerrara sus ojos y soltara un suspiro frustrado. No le agradó para nada esa actitud tan altiva que el ruso poseía, como si él mismo hubiese sido elegido por Dios por alguna razón u otra y, por ende, no tenía tiempo para tratar con ignorantes como él. ¡Y Nikolai no era un científico! Puede que esté estudiando matemáticas, pero odiaba la disciplina con tanto fervor que era casi enfermante.

—No tengo interés alguno en ese tipo de cosas, pero también he leído la Biblia, ¿sabes? —dijo Nikolai, apoyando su codo en el respaldo de la banca y apoyando su mentón sobre la mano—. Tengo entendido que en ningún momento se menciona que Rusia tiene alguna "misión especial" —hizo comillas con los dedos al decir esto último—. De hecho, diría que tu comentario borda incluso en la blasfemia. Así que, ¿cómo llegaste a tal conclusión?

𝖣𝖺𝗋𝗄 𝗂𝗌 𝗍𝗁𝖾 𝖭𝗂𝗀𝗁𝗍 [ 𝐅𝐘𝐎𝐋𝐀𝐈 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora