Cuarta Parte

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Legolas había regresado a las Tierras Boscosas después de años de viaje y aventuras por la Tierra Media. Su regreso fue recibido con alegría y calidez por su padre, el rey Thranduil, quien había esperado ansiosamente el retorno de su hijo. Sin embargo, Legolas llevaba consigo una carga emocional que prefería no compartir con nadie.

Aunque el rey notaba que algo perturbaba la mente de su hijo, decidió no presionarlo para que hablara sobre lo que claramente no deseaba discutir.

La reunión entre Legolas y sus amigos de la infancia fue muy placentera. En los días siguientes, dedicó mucho tiempo de calidad con ellos, deleitándolos con relatos de las numerosas aventuras que había vivido desde que dejó su hogar.

Así, el tiempo pasaba como el agua de un río que fluye, mientras él, aún indeciso, se sentía cada vez más confundido acerca de sus sentimientos. Finalmente, comprendió que necesitaba compartir esa carga con alguien, ya que sentía que pronto estallaría.

Una tarde, cuando los rayos dorados del sol se filtraban entre las hojas de los árboles antiguos, Legolas encontró a Thranduil en los jardines de su palacio. El rey elfo estaba absorto en la lectura de un antiguo libro cuando su hijo se acercó con paso decidido pero sereno.

—Padre —comenzó el menor, su voz resonando suavemente en el tranquilo entorno del jardín—, hay algo que debo decirte.

Thranduil levantó la mirada del libro y asintió con una sonrisa acogedora. —Siempre puedes confiar en mí, Legolas. ¿Qué es lo que te preocupa?

Respiró profundamente antes de continuar. —Durante mis viajes, conocí a dos hombres que han dejado una marca profunda en mi corazón. Ambos son nobles, valientes y tienen cualidades que admiro y respeto profundamente —el rey escuchaba atentamente, sus ojos azules fijos en los de su hijo. Legolas continuó, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Ambos expresaron sus sentimientos hacia mí, y yo también sentí un fuerte vínculo con cada uno de ellos. Me alejé de ambos para aclarar mis sentimientos, pero en lugar de eso sólo he conseguido estar cada vez más confundido. No sé qué debo hacer.

—Entiendo tu conflicto —dijo finalmente con voz serena—.El amor es un sendero complejo, donde el corazón a menudo guía de formas que la razón no puede comprender fácilmente.

—No sé a quién elegir, padre. Ambos tienen cualidades que admiro profundamente, y no deseo herir a ninguno de los dos.

Thranduil sonrió con suavidad. —El amor verdadero no es una elección entre virtudes, sino el reconocimiento de cómo una persona te hace sentir completo. Quizás el consejo más sabio que puedo darte es escuchar a tu corazón. Solo él puede guiarte en este dilema.

El hijo se sintió reconfortado por las palabras de su padre. Sabía que debía tomar su tiempo para reflexionar, pero también sintió una nueva determinación en su corazón. Agradeció a Thranduil por su sabio consejo y salió hacia el bosque, donde el susurro de los árboles lo acompañaron mientras reflexionaba sobre su próximo paso.

No sabía cuánto tiempo le llevaría tomar una decisión, pero ahora estaba más tranquilo gracias a las palabras de su comprensivo padre. Tampoco sabía si Éomer y Aragorn lo esperarían lo suficiente, ya que eran humanos después de todo y su tiempo era más limitado. Decidió no pensar demasiado en eso y concentrarse en escuchar a su corazón, pues era el único que eventualmente le daría una respuesta.

Entonces un día, sin siquiera imaginárselo, su mente se aclaró con una revelación. Por fin lo sabía, por fin estaba seguro de lo que su corazón quería. Ya no le quedaban dudas.

La tranquilidad de aquella cálida tarde se vió interrumpida por los fuertes pasos acelerados del elfo. Emocionado, encontró a su padre meditando bajo un antiguo roble. El rey levantó la vista intrigado al ver llegar a su hijo con tal urgencia.

Una noche (Legolas x Aragorn/Éomer/Kili/Faramir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora