Faramir se sorprendió tanto que casi se atraganta con su saliva al escuchar aquello. Los ojos de Kili, en cambio, brillaban con emoción, y Aragorn estaba tan profundamente sorprendido que apenas podía articular palabra.
—Yo también estoy totalmente listo para esto —dijo Éomer con una gran sonrisa dirigida al elfo.
—Cuenta conmigo —secundó el enano con entusiasmo.
—Y conmigo también —añadió Faramir, un tanto dubitativo.
Aragorn sopesó lo que implicaba aquella decisión antes de preguntar:
—¿Estás seguro?
—Absolutamente.
—Entonces también cuentas conmigo —respondió, sonriendo. Legolas le devolvió una sonrisa que casi le hizo detener el corazón al montaraz.
El elfo tomó un profundo respiro antes de retroceder unos pasos. Sus compañeros, sin saber qué hacer, lo observaron atentamente desde sus posiciones, esperando alguna señal o instrucción sobre cómo proceder. Legolas, tomando coraje, comenzó a desprenderse lentamente de sus ropajes. Cada prenda caía al suelo con delicadeza, hasta que no quedó nada más que retirar.
La pálida luz de la luna se filtraba entre las hojas, resaltando la figura esbelta y etérea de Legolas. Su larga cabellera rubia caía en ondas suaves sobre sus hombros, brillando como hilos de oro al reflejo plateado de la luna. Sus ojos azules, profundos como los lagos tranquilos de los elfos, reflejaban la serenidad y la sabiduría de su raza inmortal. La piel pálida del elfo parecía iluminada desde dentro, irradiando una claridad casi irreal. Cada aspecto de su cuerpo era simplemente perfecto: desde sus pronunciadas clavículas hasta sus rosados pezones, su estrecha cintura, sus largas piernas y la parte tan íntima que lo identificaba como varón. Cada gesto suyo era grácil y armonioso, como si estuviera en perfecta sintonía con el entorno natural que lo rodeaba.
La escena era un deleite visual absoluto para todos los presentes, quienes parecían estar atrapados en un trance hipnótico. Ninguna fuerza terrenal podría haberles hecho apartar la mirada de esa extraordinaria criatura. Su presencia era tan magnífica que casi parecía divina, con cada detalle de su figura exudando una belleza casi irreal y sobrenatural.
Con una tímida sonrisa, el elfo avanzó lentamente hacia sus embelesados compañeros, que no cerraban los ojos ni para parpadear. Siempre había sido consciente de que su belleza era algo que los mortales encontraban notable, pero las miradas que recibía ahora parecían contener algo más que simple admiración.
Se detuvo justo frente a Aragorn, quien lo miraba fijamente a los ojos. El contacto visual entre ambos era una danza emocional cautivadora. Los ojos grises del pelinegro reflejaban pasión y deseo, pero también admiración y respeto profundos. El mundo parecía detenerse, creando un espacio íntimo y cargado de significado donde se revelaban emociones que iban más allá de las palabras. El montaraz bajó su mirada hacia los suaves y delicados labios del peliblanco, posó el dedo pulgar sobre su labio inferior, con la misma sutileza con la que acariciaría los pétalos de una rosa. El elfo cerró los ojos extasiado.
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Una noche (Legolas x Aragorn/Éomer/Kili/Faramir)
FanficBajo el dosel del bosque, la fogata crepitaba suavemente mientras un elfo, un enano y tres hombres compartían confidencias en la quietud de la noche. Ninguno sospechaba que con el transcurrir de los minutos, el ambiente se cargaba de una intriga cre...