Las nubes nuevamente llenaron el cielo de un gris oscuro, los estruendos se combinaban con los gritos de todos en batalla, ya eran tres dragones que habían caído inertes aparentemente, esa guerra no parecía tener fin si la sangre que se derramaba era de una gran cantidad de enemigos como aliados, demasiadas muertes.
un relámpago violeta despejo por completo el cielo dejando ver lo vello del cielo estrellado, pero lo que se robaba la mirada de los espectadores eran el dragón violeta y el gran wyver que paliaban a muerte. las garras de wyver habían rasgado las escamas del pecho del dragón violeta haciéndolo dar un alarido de dolor, estaban aferrados el uno al al otro ninguno se doblegaba, y como si las cosas no estuvieran mal, el wyver se seguía alimentando de del resentimiento de su jinete aumentando su tamaño, Jiang Cheng sabia que tarde o temprano esa bestia le destrozaría la el cuello pero no lo permitiría seguiría dando batalla.
Lan Xichen por fin había logrado quitar de enzima a los wyver con ayuda de los guardias del reino Jiang
-Vamos ayude a nuestro príncipe¡¡¡- dijo uno de los guardias que estaba muy mal herido
-valla ahora¡¡- grito otro guardia - nosotros le cubrimos pero salve a nuestro príncipe¡¡- dijo mientras apenas y podía sostener su espada
Xichen miro hacia el cielo donde el dragón violeta estaba a punto de ser atacado por el fuego verde del Wyver, agradecido con los guardias les proporciono un poco de energía para que sigan luchando y voló lo mas rápido que pudo hacia su amado, todos miraban con asombro tal escena como si estuvieran hechizados y no pudieran moverse, todo parecía estar en cámara lenta, las gotas de lluvia caían lentamente que uno podría verlos y cortarían por la mitad con el filo de una espada, las voces de todos fueron silenciadas que se podría escuchar un alfiles caer, el Wyver habría sus fauces listo para lanzar fuego, el brillo verde y calor se comenzaron a notar, el fuego ya estaba extendiéndose y pronto llegaría al cuerpo del dragón violeta que no encontraba manera de escapar de las enormes garrar del wyver, la respiración de todos se contuvo, los ojos de Lan Xichen de agrandaron por el temor de no poder llegar a tiempo, Wuxian que también miraba desde donde estaba no pudo evitar gritar por su hermano, así es el sabia que era su hermano podía sentir su conexión.
- A-CHENG CUIDADO¡¡¡- grito desgarradoramente al ver lo que pasaba e intentaba pensar en algo hasta que vio un amuleto entre las ruinas con una forma peculiar y sabia que lo había visto antes en algún lugar
su mirada brillo cuando lo recordó era el mismo diseño de donde los wyver habían salido, tenia mala memoria pero eso jamás lo olvidaría era el sello, miro a Lan Zhan que seguía paliando y regreso su vista al amuleto, no lo pensó ni dos veces y con la daga que aun traía entre sus ropas hizo una leve cortada en su mano haciendo que la sangre callera sobre el amuleto haciendo que este comenzara a brillar y flotar, Wuxian sin miedo lo volvió a tomar entre sus manos.
- VEN Y AYUDA A JIANG CHENG¡¡- dijo con furia.
el suelo comenzó a temblar y una enorme grieta se abrió dejando salir a un dragón negro no era tan grande como lan Zhan o Lan Xichen pero si un poco mas grande que Jiang Cheng, sus escamas apenas y se notaban y sus alas estaban agujeradas sus ojos blancos como si su alma hubiera sido extraída, pero lo que mas llamaba la atención era las cadenas que tenia al rededor de su cuerpo, todos los wen que estaban paliando contra Lan Zhan se quedaron congelados al ver esa bestia que aparentaba ser un dragón.
Wuxian como pudo se puso de pie y miro a los ojos del dragón negro- ¿ves a ese wyver de ahi?- dijo molesto con los ojos en un tono carmesí- Arráncale las alas¡¡- ordeno fríamente.
el rugido del dragón negro fue mas como un alarido de almas en pena aceptando la orden de quien lo invoco, sus alas dañadas se extendieron y comenzó su vuelo.
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Tinta Y Papel
RandomNunca hay que juzgar un libro por su portada eran las palabras de mi madre que se repetia sin cesar en mi mente toda mi vida, pero yo conocia la tinta con la que estaba escrito ese libro, tambien el cuidado con lo deseas y valla que tenia razón.