Episodeo 4

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—Keisha, Cuidado!!- Gritó al ver que Iván le tira la pelota.

Keisha esquiva la pelota y le tira la que tiene en sus manos y se la pega en la cabeza.

—HAHAHA, Joder...- Dice entre risas.

—Estás bien, Iván?- Digo sin parar de reírme.

—De que te ríes, Ojitos lindos?- Agarra la pelota.

—No, no lo hagas, ni lo pienses, Iván- Me escondo detrás de Keisha.

—Iván no, no lo hagas- Grita Keisha.

—Lo mejor sería tirarlo a la piscina, no crees?- Murmuro.

—Si, eso sería lo mejor- Sonríe.

—Entonces a la cuenta de 3, vamos a toda velocidad a tirarlo a la piscina- Sonrío con malicia.

—Vale.- Levanta la comisura de sus labios.

—1,2, vamos, vamos- La empujó para que corra.

Keisha y yo corremos a toda velocidad y empujamos a Iván a la piscina, pero Keisha se resbaló y cayó junto a él.

—HAHAHAHA, Creo que Iván no soporto y te arrastro con el- Digo a carcajadas.

—Ha,ha, chistosita- Dice serio.

—Amargado- Sonrío.

—Ojitos lindos- Me guiña su ojo derecho.

—Ya Deja de decirme así- Me quejo.

—Por qué? Te pone nerviosa?- Sale de la piscina y se pone frente a mi.

—No, para nada.- Lo enfrento.

—Segura, Ojitos lindos?- Sonríe coqueto.

—Jum, Jum, Iván recuerda estás en mi casa, no en un motel.- Dice Incómoda.

—Pero no estoy haciendo nada, Kei- La mira.

—Deja de coquetearle a mi amiga, ¿es qué no te da vergüenza? Ni caso te hace y sigues fastidiando- Lo empuja.

—Ay, pero no te enojes.- La abraza por la cintura.

—Suéltame, maldito negro, estúpido- se queja.

—Hahaha, Uy, si la hiciste enojar, Iván, estás bien jodido- Digo burlona.

—Cállate y coopera- Me mira.

—Cooperar con que? Tú fuiste el que la hizo enojar y yo ahí no me meto- Le doy la espalda y me adentro a la casa.

—Y ahora que hago con este tío, Lucia!?- Grita irritada.

—Puedes matarlo o Follartelo, tu decides Reina!!- Grite sin darle mucha importancia.

Me encontraba en la cocina, estaba buscando algo de comer, ya que tenía mucha hambre, no sabía que hacer para comer, así que me decidí por algo fácil y rápido, un Sándwich, Escucho que abren la puerta de la casa, no le doy mucha importancia, porque puede ser el padre de Keisha o su hermano, la verdad es que en estas últimas semanas me la he pasado más aquí que en mi propia casa, así que bueno, por decirlo así ya puedo sentirme como en casa. Veo a Marcos entrar a la cocina, le sonrío, el hace lo mismo y yo sigo preparando mi Sándwich, el toma un vaso de agua y bebe de aquel, el se acerca a mi y se me queda viendo fijamente.

—Hola Lucia, ¿cómo estás?- Se recuesta de le pared.

—Pues, Bien y tú?- Digo sin importancia.

—De maravilla.- Dice serio.

—Que bien.- Digo seria.

—¿Y tú hermano?- Pregunta curioso.

—Damián?- Lo miro.

Detrás del odio, hay amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora