Cuatro de corazones [COMPLETADO en INKITT]

[26] Lobo de acero (1)

【Ａｌｌｉｓｔａｉｒ】

El apodo de "Lobo de acero" es como una marca de nacimiento para todos los hombres de nuestra familia, una designación que nos acompaña desde que somos apenas unos bebés indefensos, incapaces de hacer nada de importancia en este mundo. No importa tu estatura, peso, complexión o aspecto físico.

Eres un lobo de acero, y eso significa que debes aprender a ser feroz y resistente en todo momento.

Es un título que se gana a cualquier precio, un recordatorio constante de que en nuestra sangre corre la fuerza y la determinación que solo puede ser igualada por el acero más duro.

Desde el momento en que nací en la familia Von Lupis, no hay un solo recuerdo en el que mi padre no me haya recordado, una y otra vez, que soy un "Lobo de acero". Esta frase no solo representa las expectativas de mi padre, sino también las de toda mi familia y, de hecho, de todas las personas que están bajo la protección de mi padre en su territorio.

Al principio, ser llamado así me parecía algo grandioso. Me llenaba de motivación y me impulsaba a aspirar a ser tan admirable como mi padre. Él era un hombre de gran importancia, atractivo e inteligente. Todas las damas lo elogiaban por sus brillantes ideas en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. Quizás no era un virtuoso en talentos como la música, el arte o la escultura, pero tenía un don innato para administrar negocios y reparar hogares llenos de grietas.

Al principio, creía firmemente que mi padre era un hombre verdaderamente impresionante. Ansiaba seguir sus pasos y estaba convencido de que sería capaz de lograr todo lo que me propusiera: estudiaría incansablemente, destacaría como el mejor de la academia, me especializaría en el manejo de la espada porque consideraba que la magia era un recurso para los débiles y perezosos, y, por supuesto, elegiría a la esposa más perfecta del mundo cuando llegara el momento.

Pero con el tiempo, me di cuenta de que todo era una ilusión. Una mentira en la que había creído ciegamente.

Todo comenzó en un cumpleaños, uno al que mi padre me obligó a asistir con la excusa de que era el nieto de alguien importante. Debía de hacerme amigo de él. No, corrijo, no solo eso, ¡tenía que hacerlo!

No podía entenderlo en ese momento, pero me sentí profundamente molesto. Mi padre me había prometido enseñarme a manejar una espada, y debido a una maldita carta, tuvimos que cancelar mis geniales clases solo para asistir a esa fiesta de mierda. ¿Qué tipo de niño podía ser tan importante como para que mi padre interrumpiera mis planes?

—Su nieto, Thanus Vivaldi, debe ser tu prioridad, Allistair —advirtió mi padre mientras se ajustaba un pañuelo con elegancia. Siempre pensé que papá sabía vestirse tan bien que, en parte, quería que yo me vistiera como él—. ¿Me estás prestando atención?

—Sí, papá.

Cuando terminó de ajustarse el pañuelo, giró sobre sus talones y se colocó frente a mí.

—Si logras hacerte amigo de Thanus, estoy seguro de que nuestra influencia mejorará significativamente. Además, su abuelo es amigo mío.

—¿Desde cuándo?

—Si no fuera por él, yo... hubiera muerto —murmuró, casi como si las palabras le costaran—. No podía permitir que tu madre muriera quemada, y él me ayudó a sacar su cuerpo de la torre.

Pero mi madre ya estaba muerta. De hecho, papá solo sabía que ella había visitado a la emperatriz unos días antes de su fallecimiento, suplicándole que tuviera piedad por un pueblo lleno de mendigos, dándoles la oportunidad de ser ciudadanos respetados del imperio.

Mamá era un ángel en todos los sentidos: su rostro delicado, su esbelta figura, su gracia natural, sus vestidos de colores vivos, su risa contagiosa... Cada vez que mamá reía, parecía como si el mundo entero se detuviera solo para escucharla, y mi padre sentía mariposas en el estómago.