[18] Si la amistad pudiera ser un libro

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No tengo buenos recuerdos del territorio de los Von Lupis, ni siquiera a día de hoy podría decir que me alegra ver que su aspecto todavía no se ha deteriorado.

Es una tierra basta, un poco alejado del pueblo donde la gente normal hace sus compras y disfruta las festividades. Los muros son lo bastante altos para que no puedan escalarse, y los campos de makarinas se expande hacia el este. Se aprecia que han eliminado muchos árboles con el paso del tiempo, e intentan que vuelvan a crecer, pero todavía les faltan unos pocos años hasta que vuelvan a remontar un poco.

El carruaje nos lleva directamente hasta la mansión. Según recuerdo, la estructura está formada por tres plantas: La baja es donde se encuentra todo lo que concierne al ámbito social, en el segundos están las habitaciones de los posibles invitados y algunos lugares de ocio más "privados" y en el tercero sólo tiene permitido estar la familia: Héctor y sus tres hijos.

Paredes blancas, cortinas azules y verdosas, y caminos asfaltados por piedras grises para señalar las zonas importantes: La enorme biblioteca, la casa de los criados, las caballerizas, los campos y el campo de entrenamiento.

En mi vida anterior sólo conocí al mayor —Allistair— y a la pequeña —Melissa—. El hermano mediano me hablaron de él, pero jamás lo vi, y creo recordar que cuando Allistair mató a su padre, el mediano desapareció del mapa; mientras que Melissa fue enviada al extranjero por su esposo de aquel momento para proteger a Héctor.

—No causes problemas —me advierte el abuelo nada más bajar del carruaje, quedándose Kalos al lado mirando a todos lados—. E intenta no dañar a Allistair, por muy estúpido que se ponga. Estamos en su territorio, y las normas son distintas. Lo sabes perfectamente, y apreciaría mucho que no hicieras que mi cordial relación con Héctor quebrara, ya que es importante para nuestra familia, Thanus.

Azotaré a ese perro si se atreve a ser descortés.

—Entonces intenta no dejar marca.

—Seré delicado —aseguro, cerrando el puño a la altura de mi cadera. Llevo mucho tiempo deseando que me dé razones para darle un puñetazo, aunque me vaya a doler.

Él asiente, todavía no confiando en que me vaya a ir tan bien.

—Intentad llegar antes de la hora de cenar, en el caso de que no desees socializar con las personas de este territorio —murmura bajo—. No te obligaré a ello, ya que tienes casi la edad suficiente para tomar tus propias decisiones.

Tanto el abuelo como mi padre se marchan, y uno de los guardias del abuelo nos sigue por el camino que da a la biblioteca. Ir hacia allá genera un sabor agridulce: Fue donde más aprendí, y también donde morí.

Llegamos bastante rápido, y observo el lugar desde afuera.

Fachada de un suave color verde que en el futuro será cambiado por el gris y los estandartes cuando Allistair gobierne como dueño del lugar. La mayoría de los libros, los más antiguos, los venderá porque no entenderá su idioma y con ello aumentará las arcas. También sé que será donde tomará a la hija de una marquesa y follará con ella contra uno de los cristales porque ese día estuvo súper borracho. El cristal se rompería por culpa de ella al empujarlo demasiado fuerte, haciéndole perder el equilibrio, y sería ejecutada por "atentar contra su vida".

De verdad que Allistair era una auténtica mierda de hombre en una de mis vidas. No valía nada. Sólo tenía una voz atractiva, una polla que duraba mucho, bastante dinero y un grupo de caballeros que arrasaba fácilmente. Se ganó el mote de "Lobo de acero" porque no expresaba ningún sentimiento hasta que no pisaba la batalla o su propia casa, siendo normalmente la ira o la lujuria.

Cuatro de corazones  [COMPLETADO en INKITT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora