Capitulo 3

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La claridad que reflejaba por la ventana hizo que abriera los ojos.
Quise voltear pero un fuerte pecho pegado a mi espalda y unos brazos alrededor de mi cintura me lo impidieron.
Una punzada hizo que volviera a cerrar los ojos.
Tomé mi celular y el reloj marcaba las seis de la mañana.

Con cuidado me deshice de su agarre y me levanté, luego me puse los pantalones rápidamente, iba a ponerme la blusa pero aún tenía la mancha de vómito y el olor impregnados así que mejor la guarde en el bolso y tome prestada su camisa, cuando le pagué los daños del coche se la pagaré.

¡Ja!.

Estaba por irme cuando lo voltee a ver por última vez, el seguia plácidamente dormido.

"Adiós tipo que choque en la mañana y desconocido con quién tuve una plática profunda"

Dije para mí y salí de su departamento.
Cómo no sabía ni dónde carajos estaba tomé el primer taxi y le indique la dirección del que era mi departamento.

Llegué rezando que Gastón no estuviera ahí, pero apenas metí la llave en el cerrojo y abrieron la puerta.

- ¿Dónde estabas ? - dijo con un sínico tono molesto.

- Gastón necesito que te vayas de mi departamento. - dije firme evadiendo a propósito su pregunta.

- No, no me iré. - contestó el descarado.

- lo sabía. - dije con cansancio y pase a un lado de el adentrándome en el departamento.
Comencé a descolgar mi ropa del perchero y a meterla en maletas.

- ¿Dónde estabas Violetta? - el tipo seguía reclamando. - ¡Y porqué traes una playera de hombre! - se acercó y estiró la tela de la playera.

- ¡No me toques! - me safe. - creo que no estás en condiciones de reclamar nada Gastón, así como yo no te pedí explicaciones a ti, ahorrate tu teatro de víctima engañada.

Acomode todo lo que podía caber en mi maleta y salí de la recámara.
Agarre a mi gata chepina y me aproxime a la puerta.

- ¿Así es como echarás a perder nuestra relación? - escuché a mis espaldas y de pronto su mano cerró la puerta.

- Mira Gastón, nuestra relación la echaste a perder cuando le metiste el pene a esa chica, tenía la esperanza que tuvieras la decencia de salirte de mi departamento pero no. No esperaba nada de ti, y aún así lograste decepcionarme. - volví a abrir la puerta y sali huyendo.

Tomé un taxi y cuando me preguntó a dónde iba me quedé sin aliento.

Era cierto ¿A dónde iba?....

- Estoy buscando un departamento en renta. ¿No sabe de uno? - Me veía patética, lo sabía, pero esperaba que ahora sí el universo confabulara a mi favor.

- Mi esposa y yo alquilamos un par de departamentos y precisamente estamos buscando inquilino, ayer se fue uno.

< Gracias Dios > dije para mí misma.

- ¿Puede llevarme ahora?

- Claro que si señorita.

Ya estaban por marcar las nueve de la mañana, era imposible que pudiera llegar al trabajó así que le llamé a Anaís y le dije que no iría ese día a trabajar.
Me comentó que la empresa cerraría y los empleados irían al funeral de Adelaide.
Me hubiera encantado haber estado ahí, pero mis circunstancias eran muy complicadas.

Para mí sorpresa el departamento me quedaba muy cerca de mi trabajo, incluso podía irme caminando.
Le agradecí enormemente al señor, y le dije en reiteradas ocasiones que había caído del cielo.

Parece que todo estaba mejorando, incluso el clima, hoy era un día soleado, esperanzador.

* * *

Habían pasado tres semanas, y como si fuera una premonición, las cosas mejoraron. Excepto por una demanda de pensión alimenticia por parte de Gastón... No puedo creer lo imbécil que podía llegar a ser.

Me encontraba en la cafetería que estaba a la vuelta de la empresa, dándome el gusto de tomar un café antes de empezar mi día laboral.
Entonces pasó que llegó a mi mente aquel chico, ese chico con quién tuve el encuentro demasiado bizarro a mi parecer en todo este tiempo no pude pensar en el debido al caos de mi vida.
No pude evitarlo y le hable a mi amiga Danielle quien ahora vivía en londres y le hable de el... Obviamente omitiendo algunas partes , porque a ella no le gustaba que me emborraché.

Tal vez el nunca lo sabría, pero... Fue una curita para mí herida ese día.
Y percibí que yo para el igual.
De pronto me dieron unas ganas intensas de volver a verlo, aunque si lo volvía a ver podría pasar que ya en sus cinco sentidos me cobre los daños de su auto .

Sonreí al pensar en eso y me levanté ahora sí para ir a la empresa.
Hoy era un día importante, pues la empresa cambiaba de dueño, el señor Durand le había dejado todo a cargo a su hijo mayor Adrien, así hoy era el día que oficialmente nos presentarían a nuestro nuevo jefe.

Caminaba en paz por los pasillos de la empresa cuando algo me hizo detenerme.
Trastabille y tuve que volver a voltear.

Cómo si mis pensamientos cobrarán vida ahí estaba el tipo con el que choque aquella mañana. Hablaba con un par de hombres y portaba un ajustado traje negro.

¡Ay Dios! Era como un sushi envuelto, listo para meterlo en la salsa y ....

¿Pero que hacía el aquí?

Se dió cuenta de mi escrutinio y volteó a verme, pero como si de una persona cualquiera se tratará volvió a sus asuntos.

Tal vez ya no me conocía.

En ese momento llegó Anais con unos papeles que necesitaba capturar en el computador y me distrajo.

- Tienes que acabar en diez minutos, ya va a comenzar el protocolo.

- Okay, que bueno que tengo tiempo. - dije sarcásticamente.

Comencé a teclear lo más rápido que pude y corrí hasta el teatro donde sería el protocolo de la cesión de poder.
Y para mí mala suerte ya había comenzado.
Este pintaba para no ser un buen día.

- Es por eso, que he decidido dejar todo en manos de mi hijo Adrien Durand, y ahora denle la bienvenida como nuevo presidente de Durand Entrespieses.

Todos estallaron en aplausos y a mí se me fue el alma a los pies.

El tipo con el que choque aquella mañana y con quién tuve una conversación profunda por la noche..
Era nada más y nada menos que Adrien Durand , mi nuevo jefe.

Este no era mi día, acabo de confirmarlo.

Gracias por leer ❤️

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Adrien Durand ❤️

Cuándo te vuelva a ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora