Regresa a mi (S2) "Good Omens" (PRÓXIMO CAP TODOS LOS MARTES)

Parte 6

Punto de vista de Aziraphale

Siento un dolor inmenso en mi cabeza. -Agh- Abro mis ojos adolorido.

-¡Ángel! -me dicen alto. Intento alzar mi cabeza, pero la sostienen y la vuelven a recostar. -Quédate acostado- reconozco esa voz. Acaricio mis ojos irritado. -Cuánto lo siento, todo esto es mi culpa-. La vista regresa; el demonio me mira preocupado, sentado en el suelo pero sosteniéndome con sus brazos. El amarillo queda oculto en sus lágrimas amenazando con salir. -Lo siento tanto- ¿Por qué se disculpa?

-Crowley, ¿Qué pasó?- Amago a sentarme y esta vez me deja hacerlo.

-Jamás imaginé que en el cielo fueran tan monstruos. Agnes advirtió muchas cosas, pero esto- escucho que dice la bruja, frustrada. Miro al demonio, pero este solo está concentrado en mí, mira todos mis rasgos y mi cuerpo como si buscara algo, comprobar que estoy bien. -Tal vez podemos encontrar alguna otra manera de que los recupere- él demonio se tensa y acaricia mi pelo; me siento indefenso pero a la vez atendido.

-No- dice serio.

-¿No? No podemos dejar las cosas así- Crowley da un largo suspiro.

-No puedo correr el riesgo de que le haga daño. Si es así como dices, no sé si hacer que recuerde sea lo mejor- pestañeo ante sus extrañas palabras. Anathema da una pisada enojada y se acerca.

-Eso no es decisión tuya- me mira. Yo termino de sentarme ante sus atentas miradas; el dolor me quema. -Aziraphale- Crowley se para y se sienta a mi costado, acariciando ahora mi espalda. -Si logramos recuperar tus recuerdos, estos vendrán cargados de mucho dolor, ya que los arcángeles... Para bloquearlos te expusieron al mismo dolor que sentiste. Para así  esos recuerdos queden obstruidos... Es por eso que recuperarlos te hará revivir aquel sufrimiento... Aun así, ¿Los quieres recuperar?-

Siento el peso de las palabras de Crowley y Anathema como un nudo en la garganta. El dolor punzante en mi cabeza se intensifica, como si mi mente luchara por abrirse paso a través de una niebla densa de confusión y dolor.

Las palabras resuenan en mi mente, haciendo eco de la incertidumbre y el miedo. -¿Los quiero?- me pregunto en silencio. Mi mirada perdida en el vacío mientras intento comprender la magnitud de lo que significa recuperar una identidad perdida, recién asimilando el hecho de que haya algo pérdida.
Anathema, notando mi angustia, se acerca con cautela. -Aziraphale, entiendo que esto es abrumador para ti- dice con voz suave pero firme. -Pero la decisión es completamente tuya. Nadie más puede tomarla por ti-. Bajo la mirada hacia mis manos temblorosas, sintiendo cómo las emociones turbulentas me arrastran en direcciones opuestas. Por un lado, el deseo ardiente de recuperar lo que dicen que perdí, entender quién era antes. Por otro lado, el temor paralizante de lo que esos recuerdos podrían traer consigo: dolor, traición, y la inevitable confrontación con una verdad que podría ser más devastadora de lo que estoy preparado para aceptar.

Crowley permanece en silencio a mi costado, su presencia reconfortante pero cargada de tensión. Siento la necesidad de buscar consuelo en él, a pesar de ser consciente de que él fue el que me trajo toda esta angustia. Sin embargo, la brecha entre nosotros parece cada vez más pequeña. Finalmente, levanto la mirada hacia Crowley, encontrando una mezcla de dolor y determinación en los ojos del demonio.

-Crowley...- murmuro, mi voz apenas en un susurro entre la quietud de la habitación. -¿Crees... crees que debería intentarlo?- No sé por qué le pregunto, no entiendo nada de lo que siento o hago.

Crowley vacila por un momento, sus labios formando una línea tensa antes de responder con voz ronca.
-No lo sé, Ángel. No quiero que sufras más de lo que ya has sufrido.- Anathema interviene suavemente, sintiendo el peso de la decisión que estoy a punto de tomar.

-Recuerda, Aziraphale, que si decides no recordar, eso también es válido. Lo más importante es tu bienestar y tu paz interior.- Si decidiera no hacerlo, me atormentaría toda la vida. Debo recordar aquello que no sé que olvidé. El tiempo parece detenerse en la habitación mientras contemplo las palabras de ambos. Siento un nudo en el estómago, el peso de una decisión que podría cambiarlo todo. Sin embargo, en medio de la oscuridad de mi confusión, hay una pequeña luz de esperanza: la posibilidad de encontrar respuestas, de saber sobre nosotros, de reconstruir quién soy.

Con un suspiro tembloroso, levanto la mirada una vez más hacia Crowley y Anathema, con determinación en mis ojos cansados pero decididos. -Lo intentaré-, murmuro, sintiendo cómo las palabras cobran peso y significado a medida que las pronuncio.

Crowley asiente lentamente con preocupación cruzando su rostro. Anathema le sonríe con suavidad.

-Está bien, Aziraphale, iré a averiguar sobre tu hechizo. Mientras, te recomiendo intentar recordar por las... ¿eran cartas?- Asiento, y ella empieza a guardar sus cosas. -Me alquilé una casa a unos pocos kilómetros de aquí, así que si me necesitan, llámenme y vendré- nos avisa.

-Muchas gracias, Anathema- le agradezco un poco ansioso por la situación en general. Ella me sonríe y se retira sin más. Escucho la puerta cerrarse. El demonio está tenso; me percato de eso. -¿Crees que hice mal?- Su mano está quieta mientras se apoya en mi espalda. Ayer su tacto me generaba rechazo y ahora me genera un sentimiento cálido y hogareño. Él mira mis ojos y sisea negando; cierto, es la serpiente del Edén.

-Es tu decisión- parece que las palabras no le gustan como suenan. -Solo- retira la mano de mi espalda, su ausencia se siente. -Creí que te ibas a desincorporar o algo así- dijo apagado. La idea de que mis recuerdos estén modificados poco a poco me parece algo lógico. El demonio que yo recuerdo nunca actuó de una manera tan dulce; yo le recuerdo vagamente. Intento recordar y una punzada me hace cerrar los ojos, bufo agobiado. -Te cocinaré algo- No sabía que sabía cocinar. Chasquea los dedos y hace aparecer una sopa broth, típica comida escocesa. Cuando dijo cocinar, creo que pensaba más en la comida. Crowley y yo nos vimos en Escocia muchas veces.

-¿Nosotros nos vimos en Escocia alguna vez, no?- Le pregunto aunque siento que eso si es así, eso parece llamar la atención del demonio.

-En Edimburgo varias veces. Fuiste hace relativamente poco a buscar pistas de Gabriel- sostengo la sopa y empiezo a ingerirla, gimo satisfecho; se siente tan cálida. -Nosotros fuimos una vez para recorrer un tren, ya que allí tienen unos trenes clásicos espectaculares- a mí me gustan los trenes, son tan elegantes y confortantes. -Siempre te gustaron los trenes, te gusta todo lo clásico y elegante- se para y abre los cajones de cartas, -y todo lo que no conlleve un aglomerado de gente y ruido excesivo es de tu agrado- me siento como un libro abierto; me debería dar miedo pero en cambio me genera tranquilidad. El demonio agarra un conjunto de cartas. -Escribiste muchas cosas en el tren de vapor Jacobita- dejo la sopa y sostengo las hojas, estas están atadas y la textura se hacía notar que no fueron hace tantos siglos desde que las escribí.

-Pero ese tren dura dos días hacer todo el recorrido- Sonríe y se sienta a mi lado. Yo siento un poco mis mejillas calientes por su cercanía.

-Qué te puedo decir, ángel, siempre me dejé llevar por ti- dice dulcemente. Miro sus rasgos buscando algo de duda, pero no hay nada; me mira a los ojos y yo me río nervioso, corto la mirada para ver las hojas. -¿Puedo leer contigo?- Él no leyó "mis cartas". Asentí. Mueve su cuerpo más cerca, y yo me acomodo para poder leer. Me sostiene las hojas para permitirme tomar mi sopa y nos sumergimos en este nuevo "recuerdo" con la esperanza de poder comprender un poco más sobre mi vida oculta.

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