Capítulo 5

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Después de estar ingresado 10 días en el hospital, sin contar los 3 días que estuvo inconsciente, Volkov por fin pudo volver a casa con Horacio. Durante los días que estuvo en el hospital Horacio se había encargado de alquilar un piso para que ambos pudieran irse a vivir juntos y así poder dejar ya la habitación de hotel. El piso no era muy grande, pero tenía una bonita terraza y estaba situado en un décimo piso, por lo que tenían muy buenas vistas de toda la ciudad. Horacio se había encargado de acomodar todo antes de que le dieran el alta a Volkov para que estuviera lo más cómodo posible cuando llegara.

Las dos primeras semanas en el nuevo piso después de que le dieran el alta fueron bastante complicadas. Volkov aún estaba curándose y dependía de Horacio para hacer prácticamente todo, lo cual lo agobiaba un poco.

—H, me sabe mal que tengas que hacerlo todo tú —comentó Volkov con frustración.

—Por algo soy tu pareja, faltaría más, ¡que te han pegado un tiro por dios V! —dijo Horacio mientras lo ayudaba a vestirse—. Además, no te preocupes que cuando estés recuperado harás tú todas las comidas durante dos semanas seguidas, por si te consuela —le respondió Horacio riendo. Volkov soltó una carcajada.

—Trato hecho.

—Y si quieres hay cosas con las que podré seguir echándote una mano...—Volkov miró a Horacio creyendo saber a la perfección lo qué diría su pareja a continuación—. Como por ejemplo a ducharte —Horacio le guiñó un ojo—. Además, tienes ya una edad, un poco de ayuda nunca viene mal —ambos se rieron.

—Contemplaré tu propuesta—respondió Volkov sonriendo.

Horacio ayudó a Viktor a levantarse y una vez estaban ambos de pie se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla.

—Por cierto, seguimos teniendo una cena pendiente, eh —dijo Horacio mientras ayudaba a Volkov a abrocharse la camisa—. No te creas que me he olvidado de que me ibas a invitar. El estar de baja no te exime de tus promesas ruso.

—Créeme que no me he olvidado de esa cena, no te preocupes. Dame unos cuantos días más y te prometo que tendremos nuestra cita.

Los días fueron pasando y en apenas poco más de dos semanas, y pese a que Volkov aún seguía de baja médica, ya se encontraba prácticamente recuperado. Ya hacía unos cuantos días que no necesitaba la ayuda de Horacio para hacer la mayoría de las cosas.

A Viktor, el estar tantos días quieto sin poder trabajar se le estaba haciendo eterno, así que lo mínimo que podía hacer para animarse los últimos días de su recuperación era volver a colaborar con las labores de la casa, pese a que Horacio le seguía insistiendo en que siguiera reposando.

Una tarde, mientras Volkov se encontraba solo en el piso pues Horacio estaba trabajando, se levantó y se dirigió a la habitación que ambos usaban como estudio. Viktor abrió el tercer cajón de su escritorio y sacó la cajita blanca con reflejos plateados donde se encontraba el anillo de compromiso. Sabía que Horacio nunca lo iba a encontrar allí, puesto a que en esos cajones Viktor guardaba documentación y papeleo importante del FBI, y Horacio no hurgaba nunca en sus cosas. Viktor abrió la caja y contempló el anillo. Tenía sentimientos encontrados al pensar que de no haber sido por el atraco seguramente ahora haría ya un mes que estarían prometidos. Sin embargo, agradeció que a pesar de todo las cosas hubieran salido bien: ningún rehén resultó herido, habían detenido a ambos atracadores, y él estaba ya prácticamente recuperado. Cerró la cajita y la volvió a guardar en el cajón.

Luego, fue a la cocina y miró el calendario que tenían colgado en la nevera. Justo mañana Horacio tenía el día libre, era el momento perfecto para tener su cita. Cogió su teléfono móvil y volvió a marcar el número del restaurante donde ya había reservado anteriormente e hizo una reserva de nuevo. Mañana por fin iba a proponerle que se casara con él, y esta vez, no habría nada ni nadie que pudiese impedirlo.

¿Te quieres casar conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora