~Una semana más tarde
Eran las 11:00 de la mañana y Viktor se encontraba junto a Horacio en su despacho. Ambos estaban discutiendo sobre cuál podría ser el siguiente movimiento del FBI para evitar que los recientes ataques del Fake FBI llegaran más lejos. De repente su teléfono sonó y salió al pasillo para coger la llamada.
—Buenos días, ¿señor Volkov?
—Buenos días. Sí, soy yo.
—Le llamo desde la joyería de Portola Drive. Su anillo ya está listo, puede venir a recogerlo cuando quiera.
—Perfecto, muchas gracias. Esta misma tarde me pasaré —Viktor colgó la llamada y volvió a entrar al despacho. De manera totalmente inconsciente soltó una leve sonrisa mientras volvía para sentarse en su escritorio. Horacio se fijó.
—¿Y esa sonrisa Volki? ¿Quién era?
—Nadie...no era nada importante —dijo Volkov un poco nervioso—. Jones me quería comentar una cosa, nada relevante.
—¿Seguro? No tendremos que volver a visitar a la mecánica, ¿no? —dijo Horacio riendo.
—No creo que eso sea necesario —respondió Volkov devolviéndole la sonrisa—. Por cierto, he pensado que esta noche podríamos ir a cenar juntos, ¿qué te parece?
—Claro V, ¿Invitas tu?
—Si, invito yo, cariño. Si quieres te vengo a recoger cuando acabes el servicio, que yo hoy saldré antes porque tengo que hacer unas gestiones.
—Saliendo antes del trabajo...si es que cada día estás más vago —dijo Horacio riendo— pero si, si, te aviso y me recoges. Bueno, me marcho a patrullar—Horacio se despidió de Volkov dándole un breve beso en los labios—, luego nos vemos.
Al salir Horacio del despachó Viktor aprovechó para llamar a un restaurante nuevo que había abierto hacía apenas un mes en la ciudad e hizo una reserva. Había mirado las reseñas y no solo la comida tenía muy buena pinta, si no que contaban con una zona reservada con terraza y vistas al mar. Creía que sería un bonito lugar para hacerle la proposición. Tan solo ellos dos, junto con las estrellas y el mar.
~
Volkov abrió la puerta de la joyería y esperó su turno puesto que la dependienta estaba ya atendiendo a otros dos señores. Después de poco más de 5 minutos de espera la dependienta se dirigió a Volkov:
—Buenas tardes, Señor Volkov, venga por aquí —la dependienta se movió indicandole con la mano que la siguiera. Luego se paró y sacó una cajita de un cajón que se encontraba debajo del mostrador de la izquierda—. Aquí tiene.
Viktor cogió la cajita blanca con reflejos plateados y la abrió. El anillo había quedado justo como se lo había imaginado.
—Es precioso —dijo sonriendo sin poder quitarle los ojos de encima.
—Seguro que a su novio le encanta, la gema azul ha quedado perfecta.
—Muchas gracias, de verdad —Volkov sonrió a la dependienta, cogió la cajita y se la guardó en el bolsillo derecho de su pantalón.
—Si necesita cualquier otra cosa o...—la dependienta no pudo acabar la frase. Se oyeron dos disparos.
—¡Quieto todo el mundo! —dos hombres vestidos de negro y con pasamontañas acababan de irrumpir en la joyería a punta de pistola.
—¡Los seis, contra la pared! Si alguien se mueve le pego un tiro, ¿entendido? ¡Sentaos y ni se os ocurra moveros!
Todos los rehenes incluido Volkov hicieron caso a las órdenes de los atracadores. Una vez todos estaban sentados contra la pared los dos hombres se dieron la vuelta y empezaron a reventar las vitrinas para llenar unas bolsas grandes y negras que llevaban consigo. La alarma de seguridad de la joyería empezó a sonar, los atracadores acabaron de llenar sus bolsas y se dirigieron a la puerta del establecimiento con sus pistolas en mano.
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¿Te quieres casar conmigo?
Fiksi PenggemarVolkov llevaba tiempo dándole vueltas al tema del matrimonio, creía que tanto Horacio como él estaban ya listos para dar el siguiente paso.