Capítulo 1. Sombras de doble filo

4 0 0
                                    

La ciudad de Nueva York nunca duerme, dicen, y en el corazón palpitante de su bullicio, Dael Hardy camina por las calles adoquinadas de Greenwich Village. Dael Hardy, es un graduado de medicina con una especialidad poco común en neurodesarrollo pediátrico. Su empatía y calidez lo hacen destacar, no solo en los pasillos del hospital sino también en el parque, donde su risa se mezcla con la de los niños que juegan sin preocupaciones.

— ¿Cuándo te vas? — Pregunta su tío, Evelyn Hardy, serio.

—Mañana. — Responde Dael distraído, caminando a su lado y sentándose en una de las bancas del parque. —: Puede que no vuelva en un largo tiempo, no sé cuánto.

— ¿Y estás seguro? — Insiste Evelyn, oyéndose preocupado.

— Definitivamente lo estoy. Por favor, cuida de Alfie mientras no esté. — Dael habla con una sonrisa amplia, observando al pequeño de cabello rubio y ojos verdes que se mezcla en el área de juegos con otros niños. —: Solo espero que no se haga demasiado grande mientras esté fuera.

— Lo haré, aunque es difícil creer lo rápido que pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando Alfie llegó al mundo, y mira, ya está por celebrar su undécimo cumpleaños. — Comenta Evelyn entre risas, antes de tomar un sorbo largo de su café.

Dael alza la cabeza y mira el cielo azul. Luego a su alrededor. —: Tío, si no vuelvo... — La voz de  se le quiebra, su sonrisa se desvanece y su labio inferior comienza a temblar. Baja la cabeza, intentando ocultar su preocupación con una sonrisa forzada. —: Por favor, no vayas a buscarme.

—No hables así, Dael. Desde que tus padres te dejaron, he estado a tu lado, criándote como si fueras mi hijo. No me pidas que te abandone ahora. — Responde Evelyn con severidad, sus cejas rubias se fruncen en una expresión de preocupación y determinación.

—Pero tienes que pensar en Alfie ahora, no en mí. Te fuiste para darle la oportunidad de tener la vida que nosotros no pudimos... — Los ojos de Dael, brillantes por las lágrimas, reflejan la tristeza y la esperanza mientras mantiene una sonrisa valiente.

Hay más en Dael de lo que aparenta. Mientras observa a los niños jugar, su mente no puede evitar divagar hacia su misión secreta, una que podría cambiar su vida para siempre. Bajo esa fachada de joven normal, se esconde la realidad de que es un agente encubierto, destinado a sumergirse en las profundidades del Irish Mob moderno, para desvelar los secretos que han permitido a esta organización criminal florecer en la clandestinidad, desde los rincones más oscuros de la historia hasta los imponentes rascacielos que ahora tocan el cielo.

—Hazme esa promesa... — Dael lo pide con una voz que tiembla ligeramente, pero su sonrisa intenta ser reconfortante. —: Por Alfie, necesito que lo hagas. No quiero preocuparme por dejar las cosas mal hechas.

—Está bien. — Responde Evelyn en un susurro, asintiendo lentamente, su mirada se desvía hacia Dael mientras toma un sorbo de su café, amargo como la situación. —: ¿Cuánto tiempo?

—Si en un año no he vuelto, puedes asumir lo peor. — Dael se aclara la garganta, apartando la vista hacia el cabello rubio y rizado de Evelyn que brilla con el sol.

— ¿Y Alfie? ¿Qué le digo? No puedo simplemente decirle que su hermano no volverá. — Evelyn sacude la cabeza, luchando contra las lágrimas que amenazan con caer, su expresión se torna firme, marcada por la preocupación.

—Hablaré con él en la noche. — Promete Dael con una suave sonrisa, y saca su móvil checándolo con seriedad. —: Mi vuelo sale mañana temprano.

Mientras la conversación con su tío se desvanece en el bullicio del parque, Dael siente el peso de su doble vida presionando sobre sus hombros. Aunque su rostro refleja la serenidad de un estudiante de medicina, su mente está entrenada para percibir detalles que otros ignorarían. 

Sombras de CladdaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora