Capítulo 11. El cuidador

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La estancia está impregnada de madera oscura y cuero, una elegancia que refleja la autoridad de su dueño. Aodh Twomey, meticuloso y observador, se sienta detrás de su imponente escritorio. La luz tenue se filtra a través de las cortinas pesadas, creando un ambiente de misterio y solemnidad.

Dael entra con una sonrisa amigable y una mirada analítica. Su traje impecable y su postura confiada sugieren una seguridad que no pasa desapercibida. Se sienta en la silla frente a Aodh, y el aire se carga de expectación.

— Daniel, bienvenido. — La voz de Aodh es grave y resonante, con el distintivo acento irlandés que le añade un toque de autoridad natural. —: Permíteme comenzar con algunas preguntas profesionales. ¿Cuál es tu enfoque principal en la medicina? ¿Algún área de especialización que te apasione?

— Mi enfoque se centra en el neurodesarrollo y la psicología infantil. — Dael, sin perder su sonrisa, responde con una claridad que denota su experiencia. —: Creo firmemente en abordar las necesidades individuales de cada paciente, especialmente en casos como el de Liam.

La atmósfera en la habitación se carga de tensión. Dael lucha por mantener la compostura mientras Aodh, con su mirada penetrante, lo evalúa.

— Comprendo. Ahora, hablemos de tu historial. Entraste a la carrera de medicina a una edad temprana. — Aodh asiente, evaluando cada palabra. —: ¿Qué te motivó a seguir ese camino desde los 16 años?

— La medicina siempre me fascinó. — Dice Dael, recostándose ligeramente en la silla. Su expresión se relaja, aunque un leve sonrojo tiñe sus mejillas. —: A los 15, tuve la oportunidad de trabajar como voluntario en un hospital. Fue entonces cuando supe que quería dedicar mi vida a ayudar a los demás.

— Entiendo que tienes un novio. — Aodh, meticuloso en su elección de palabras, continúa. —: ¿Cómo equilibras tu vida personal con las demandas de tu profesión?

Dael siente un nudo en el estómago al escuchar la pregunta de Aodh. Toma una respiración profunda, intentando mantener la compostura, pero la intensidad de la mirada de Aodh lo pone visiblemente nervioso y sonrojado.

—Es... complicado — Responde finalmente, su voz apenas un susurro. Se pasa una mano por el cabello, un gesto nervioso que no puede controlar. —: Pero intento hacer que funcione, porque ambos sabemos lo importante que es para nosotros. El equilibrio es crucial. Mi novio me ha ayudado mucho desde que dejé la casa de mis padres — Dice, haciendo una mueca melancólica. —: Nos apoyamos mutuamente. Además, soy muy sociable, así que encuentro tiempo para amigos y actividades fuera del hospital.

—Dael, he leído en tu expediente que no vives con tus padres desde los 12 años — Dice Aodh, sin perder su elegancia. Fija su mirada en Dael y continúa indagando con una voz suave pero inquisitiva. —: ¿Hay alguna razón detrás de esa decisión?

Dael traga saliva, sintiendo cómo la tensión se apodera de su cuerpo. Sus ojos se vuelven más serios, consciente de la intensidad de la mirada de Aodh. —: Digamos que hubo desacuerdos familiares. — Dice con cuidado, su voz apenas un murmullo. —: Pero eso solo me impulsó a encontrar mi propio camino y a valorar la independencia.

— Comprendo. — Aodh asiente, su expresión imperturbable. —: Las decisiones difíciles a menudo nos llevan por caminos inesperados. Y, Daniel, ¿cómo has lidiado con esa independencia desde entonces? ¿Qué te impulsó a seguir adelante?

Dael se toma un momento antes de responder, lamiéndose los labios con nerviosismo. Su inquietud es palpable, y su vulnerabilidad se refleja en su mirada. —: La independencia me enseñó a confiar en mis propias decisiones y a valorar la libertad. Encontré apoyo en amigos y en mi novio, quienes me ayudaron a construir mi propio camino.

Sombras de CladdaghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora