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°• Destiny •°

Antes de iniciar, les recomiendo que pasen el vídeo hasta la parte en la que inicia el vals.

Cayden Aubrey Meurtrier-Elfen.

Hijo bastardo de Caleb Meurtrier y líder de los Caballeros Eternos. Conocido por los rumores sobre su afición hacia la caza de "humanos". Además, heredero al trono de Elfen, el reino de los elfos.

No pensé que él fuera a estar presente en esta fiesta, pues se suponía que se encontraba en Rumanía por una reunión entre altos dirigentes. Sin embargo, aquí estaba, justo detrás de mi amiga mientras me miraba con una expresión neutral.

En un gesto vago, tomó a Tabatha por la muñeca y la jaló hacia él. Esta, que apenas había notado su presencia, comenzó a mirar entre él y yo, seguramente presa del pánico.

Si él la elegía...

—¿En qué demonios estabas pensando, niña mocosa?— me preguntó la peli castaña sacándome del salón, justo cuando la música volvía a sonar— No sabes dónde te estás metiendo. Te destrozarán si vuelves a bajar. Esto es una falta de respeto hacia la realeza.

— ¿Quién era el que estaba con Tabatha?— pregunté, pues no quería estar del todo segura.

—No sé a quién te refieres—. Respondió ella molesta mientas me metía a la fuerza dentro de una habitación.

— Mi amiga, ¿Quién estaba junto a ella?— volví a preguntar alterada.

— El príncipe Cayden—.Respondió alguien desde atrás- Puedes dejarnos Zayda—. La señora, que hasta ahora no conocía su nombre asintió antes de pasarme por un lado y salir de la habitación. Yo la seguí con la mirada, pero mi recorrido se detuvo al toparme con un par de ojos avellana que me dejaron helada.

Vestía un traje que consistía en una camisa roja de satín y un pantalón negro, con una faja también de color rojo. Su cabello largo y negro iba recogido en una cola baja y algunos mechones corrían por su rostro. Se veía hermoso y a la vez peligroso.

Cuando dio unos pasos hacia mí, yo di unos hacia atrás. No sé en qué momento la puerta se cerró, solo sé que cuando mis piernas chocaron con una mesa, automáticamente dejé de respirar.

—Muy bonito el show que nos regalaste en el salón de fiesta—. Dijo al posarse frente a mí. Sus ojos detallaban mi rostro, provocando que de los nervios remojara mis labios— Lástima que no estuviera mi padre para notar la buena elección que había tomado esta vez.

—¿Por qué yo?—pregunté y él ladeó la cabeza antes de responder.

—Porque no eres como las demás—. Dijo con una voz tan suave, pero a la vez provocadora— Porque no escapaste, a pesar de que te di la oportunidad.

—Yo aún no estoy preparada para esto—. Confesé y mi cuerpo tembló cuando el noble posó una de sus manos en mi hombro.

—Yo decido eso—.Contestó y luego se alejó de mí para ir hacia un sofá enorme de color rojo oscuro.

Yo me quedé de pie, esperando una orden o cualquier cosa, porque por mi cuenta no iba a lograr moverme.

—Ven—, habló de nuevo al ver que yo no me movía— toma asiento. Quiero hacerte algunas preguntas.

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