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•°Destiny°•

El noble no había respondido a mi pregunta. Solo me había dicho que en el Palacio lo sabría.

Fingir que no me asustaba la idea de que alguien me hubiera inculpado se estaba convirtiendo en un completo desastre. Pero, ¿Quién iba a hacer eso?

No pienses de más—. Me regañó la voz de mi cabeza y yo decidí dejar mi mente en blanco hasta que llegáramos al Palacio.

El auto giró en una amplia calle y al frente pude divisar las enormes rejas del Palacio. Dos guardias se dispusieron a abrirlas y dejarnos entrar. Luego seguimos el camino cubierto por pequeños pinos en forma de cono hasta llegar a la enorme fuente dentro de una elipse, donde el chófer la rodeó para acercarse a la enorme puerta principal.

Unos sirvientes nos esperaban abajo con paraguas, pues la lluvia había comenzado a caer y fueron ellos quienes nos abrieron la puerta. Uno de ellos me tomó la mano a la hora de bajar y me ayudó a rodear el auto sin caerme, debido al camino de piedra que formaba parte de la calle en la entrada.

Subir las escaleras fue un suplicio, pues los tacones comenzaban a lastimarme los pies y el mareo que me causaba el saber que yo podría ser acusada como culpable solo empeoraba la situación.

Pero traté de calmarme y pensar que solo eran ideas mías. Yo no había tenido nada que ver con la sangre y había ayudado al noble, eso me daba puntos a mi favor, ¿Verdad?

— El noble Greyson Grey y Lady Destiny Wilde han llegado—. Anunció uno de los guardias antes de dejarnos entrar en el salón del trono, donde todos— o casi todos— se encontraban de pie alrededor de él.

Me desilusionó que Tabatha no estuviera, pero era normal puesto que el príncipe Cayden no pertenecía a esta realeza.

Sin embargo si estaban presentes los demás:

En primer lugar se encontraba el rey Calen vistiendo un traje de tela negra y roja. Detrás de él, una capa completamente negra caía hasta el piso tapizado por una alfombra roja y detrás de él un enorme trono plateado, adornado por piedras preciosas—cortesía de la Cueva de las Hadas—, que daban un hermoso contraste por sus colores tan negros como el mismo vacío. El rey no tardó en sentarse al vernos llegar, con su mirada viajando desde mí hacia el noble Greyson y regresando de nuevo hacia mí.

El trono se encontraba en una superficie alta, separándonos del rey por cinco escalones diminutos y debajo estaba los demás nobles organizados a la espera del inicio.

El príncipe Caleb venía acompañado de su Cuore, una joven de cabellos oscuros y ojos verdes que vestía un vestido largo colo pardo. Junto a él se encontraban sus hijos Aboidd y Asmodeus, cada uno con sus cuores junto a ellos.

Junto a Ghost no había ninguna Cuore, pero si estaba su esposa Cassandra y sus hijos Dray y Cleo. El primero no parecía muy feliz por la situación en la que se encontraba su hijo y miraba de reojo a Grecia de vez en cuando, tratando de reconfortarla con una caricia invisible. Ella se había dado cuenta y también lo miraba de reojo, en sus ojos saltaba el dolor como espinas deseosas de clavarse en el cuello de quien sea que hubiera dañado a su hijo.
 
Leslie y Nimue venían acompañadas por sus respectivos Cuores. El que se encontraba frente a la primera era castaño y de ojos azules, mientras que el otro parecía tener un conflicto dentro de sus ojos entre el verde y el marrón. Aunque los dos eran guapos, solo el segundo tenía una barba que lo beneficiaba demasiado en lo físico.

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