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•° Destiny °•

Al amanecer todos fuimos convocados temprano por la mañana. El rey Calen nos había pedido unirnos en el patio que quedaba en la parte trasera del Palacio, pero no estaba preparada para lo que me iba a encontrar.

El patio estaba sedimentado con piedra oscura y varias bancas de mármol blanco reposaban en cada esquina debajo de enormes árboles abedul. En el centro una fuente no dejaba soltar agua y las atrás se encontraban los potreros de dónde salían relinches provenientes de los caballos.

Pero en una esquina más alejada, donde había un solo árbol tosco careciente de hojas y con sus ramas oscuras, estaba la figura de una joven hermosa esposada por dos grilletes que la sostenían contra el árbol sin oportunidad de escapar. Su ropa sucia y su cabello plateado desordenado. A su alrededor ya se encontraban algunos nobles entre los que destacaban Ghost, Christie, Bianka y el rey Calen.

El noble Greyson caminaba junto a mí, vistiendo un traje de seda oscura y su cabello recogido en su típica cola baja. Antes de salir me había pedido que no me alejara de él y para asegurarse de ello, me había hecho sostenerme de su antebrazo.

Yo llevaba puesto un vestido azul oscuro de mangas largas y un cinturón ajustándose la cintura, mientras el resto del vestido caía hacia mis tobillos. Mi cabello iba trenzado y un cintillo plateado oscuro mantenía solo dos mechones en mi rostro, mientras el resto iba hacia atrás.

Visualicé a Garred caminando junto a nosotros vistiendo un atuendo parecido al de Greyson. Su porte bien recto mientras caminaba en la dirección en que se encontraba su Cuore.

— Al parecer se enteraron de lo que planteábamos—. Oí decirle al noble Greyson mientras salíamos del Palacio— Adelantaron el horario castigo.

Y lo único que había logrado conseguir fue trasladar el lugar hacia uno más privado, donde no fuera tanta la vergüenza a la que iba a estar expuesta Katherine.

Una vez llegamos, el rey Calen nos dirigió un asentamiento de cabeza antes de dar paso al castigo que quedaría en manos del noble Garred.

— Contarás todos y cada uno de los azotes—. Ordenó a la chica antes de entregar el látigo a Garred que frunció el labio mientras miraba en dirección a su rey— Y tu amo será quien dirigirá tu castigo—. Un gemido se terror salió de los labios de la chica.

El primer azote provocó en Kath un grito de dolor que me llegó hasta lo más profundo del alma.

—Uno—. Dijo en un jadeo luego de recuperar el aliento.

El segundo fue más fuerte, pero Kath pudo contener el grito y solo soltó un gemido audible en todo el patio.

—D-dos...

En el tercero noté como el noble Garred fruncía el labio, como si fuera algo difícil para él de hacer.

— Tres—. Dijo en un gemido que me hizo entender que había comentado a llorar.

Y así fueron sucesivamente. Uno tras otro y otro. Sin descanso, mientras la piel de Kath se abría y dejaba correr su sangre, provocando que el color cromosómico en los ojos de los nobles cambiara a su tono rojizo. Pero no se detuvo hasta llegar a cincuenta.

El último fue el peor, de alguna forma siempre es el peor. Pero Kath lo enfrentó y luego se dejó caer, mientras las cadenas que la sostenían se tensaban y crujían furiosas, luchando por mantenerla sujeta.

Solo entonces me di cuenta de que había dejado escapar algunas lágrimas. Solo entonces me había dado cuenta que mi mano sostenía el brazo del noble con más fuerza de la natural. Y solo entonces me di cuenta que por un momento había dejado de ver a Kath y en su lugar veía a Tabatha. La veía a ella atada en ese árbol con la sangre corriendo por su espalda, el vestido rasgado y las lágrimas en sus ojos... Y solo entonces me prometí que iba a proteger a Kath como no había logrado proteger a Trabatha.

Oscura Salvación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora