Capítulo 1.- La Profecía

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16 de junio de 741.

En el Universo 7, a solo cuatro días de la Tierra, existe un mundo extraordinario: el Planeta Pokémon. Un lugar donde Poké-humanos y Pokémon coexisten en armonía. Sin embargo, en la Región Kanto, la apacible Ciudad Azafrán se vio envuelta en un caos indescriptible. Zephyr, un tsufurujin de piel bronceada y rostro afilado, emergió de las sombras como una fuerza ancestral despertada para sembrar el terror. Su mirada penetrante y aura amenazadora recorren las calles, petrificando a los Poké-humanos y sus Pokémon con un miedo paralizante. Los edificios se derrumbaron envueltos en llamas, los gritos de terror de los Poké-humanos resonaban en el aire y los cuerpos sin vida de Poké-humanos y Pokémon yacían esparcidos por las calles, víctimas del monstruo implacable.

En medio de este apocalipsis, surgió una figura esperanzadora: Thiago I, Ministro de la Región Kanto y líder de los Guardianes de Encinar. Acompañado por sus fieles amigos y compañeros de la orden, Harold y Midori, y sus respectivos Pokémon, se enfrentaba al terror con valentía y determinación. Eran los últimos vestigios de los Guardianes de Encinar, una orden que había luchado incansablemente por la paz, pero que ahora se encontraba diezmada por el poderío de Zephyr.

Thiago I, con un semblante serio, dijo: ¡Harold! ¡Midori! Retírense. Yo mismo me encargaré de vencerlo. Después de todo, ustedes tienen una hija pequeña a quien cuidar.

Harold, con el rostro marcado por la preocupación, replicó: Thiago, no se te olvide que también tienes tres hijos pequeños que te están esperando en casa. No puedes sacrificarte.

Thiago I, con voz firme y ordenando, dijo: ¡Es una orden, Harold! Ustedes váyanse. Yo me encargaré de esto.

Harold, con el corazón apesadumbrado, asintió y se alejó junto a Midori. Thiago I descendió del tejado con su Pokémon Eevee y se adentraron en la plaza central donde Zephyr los esperaba con una sonrisa sádica. Con voz ronca y burlona, exclamó: ¡Vaya! ¡Por fin apareces, sangre podrida!

Thiago I, sin responder a la provocación, ordenó a Eevee: Eeve, ve a casa... yo me encargaré de acabar con el enemigo.

Eevee, con un tono de tristeza en su voz, respondió: Vee.

Eevee se alejó, dejando a Thiago I solo frente al aterrador Zephyr. La sonrisa sádica de Zephyr se ensanchó aún más al ver a su oponente solo y vulnerable. Con voz ronca y llena de malicia, exclamó: ¡Prepárate para morir, Poké-humano! ¡Tu destino está sellado!

Uno de los soldados Poké-humanos y su Growlithe salieron del escondite, decididos a defender al Ministro. El soldado gritó: ¡Growlithe, ascua!

Growlithe lanzó una ráfaga de fuego hacia Zephyr, pero este lo esquivó con facilidad y, con una ráfaga de Ki, lo desintegró junto a su entrenador.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Thiago I al presenciar la brutal muerte de su valiente soldado. Sin embargo, no había tiempo para el luto. Zephyr, sin inmutarse por la muerte del soldado, se dirigió a Thiago I con una mirada llena de odio.

En ese momento, Thiago I, horrorizado por la brutalidad de Zephyr, apretó los puños con ira y rugió: ¡Eres un monstruo! ¡No te saldrás con la tuya!

Zephyr soltó una carcajada escalofriante y respondió: ¡Jajaja! ¿Qué puedes hacer tú solo contra mí? ¡Soy imparable!

Thiago I, sin dejarse intimidar, respiró hondo y sintió la energía fluir a través de su cuerpo. Colocó una mano en su cinturón, donde guardaba sus Pokéballs, y con un movimiento decidido, sacó una de ellas.

Thiago I, la levantó en alto, su mirada seria, gritó: ¡Charizard, yo te elijo!

La Pokéball se abrió y de ella emergió un resplandor cegador que se materializó en la imponente figura de Charizard.

Pokémon x Dragon Ball: Las aventuras de los Guardianes de Kanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora