🅳🆁🆄🅽🅺

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Lo último que necesitaba Mesut era un novio borracho del cuál cuidar en la madrugada; Sergio y él eran como el agua y el aceite, mundos tan diferentes que muchos de sus amigos todavia se preguntan porque terminaron juntos.

Él era un fiestero empedernido y estaba bastante seguro que el alemán no comprendía su alocada forma de vivir. Con lo retraído, miedoso y cuidadoso que era Mesut estaba confiado que solo él podría cuidar de su borrachera, entro al edificio residencial armando un desastre, picó el último botón del ascensor, aquel que daba al penthouse que alquilaba el mediocampista y cuando llegó golpeó con mucha fuerza la puerta principal; abrió la puerta tallando se un ojo y puesto encima una remera larga con un estampado, sonrió internamente sabiendo que por el calor de Madrid el alemán no usaba pantalones.
—Meeees—balbuceo extendiendo la "e"-Alguna vez te dije que te amo—comenzo a gritar mientras ingresaba al hogar—Te traje flores pero creo que las dejé en el taxi
—¿Volviste a salir de fiesta?—pregunto su novio tamaño bolsillo mientras trataba de quitárselo de encima
—Solo salí con unos colegas a tomar un par de copillas—aclaro el borracho dejándose caer sobre el más bajo.

Como pudo lo acomodo en el sofá y fue a la cocina a brindarle un vaso de agua templada y una aspirina, por su parte Sergio estaba contemplando el hogar de su amado. Veía los cuadros colgados en la pared algunas decoraciones dignas de él, las fotografías en las que él y Mesut eran protagonistas...
Su querido Mesut, las palabras faltan para decirle lo bello que es. No entiende como alguien como Mesut pudo fijarse en él.
Agradecía al alemán y su aparente falta de juicio.

Llegó con una charola donde le ofreció un vaso de agua y una pastilla, también traía un paquete de galletas y queso por si su pareja tenía hambre. Un nudo se formó en su garganta cuando vio la consideración de su novio que le tomaba la temperatura mientras estaba montando en él.
Se sentó en sus piernas y pego su cabeza a su cuello, respirando del fragante perfume que el español siempre solía utilizar
—Me encanta

Por su lado Sergio flotaba en una nube de éxtasis, no se creía merecedor del amor del contrario sus manos se quedaron quietas cuando las dirigió a la cintura del más bajo, acariciando suavemente esas curvas, dejaba besos y chupetones en el cuello del alemán que se reía por la rugosa barba del español.
Mesut comenzó a quitarse la camiseta que llevaba puesta dejando su precioso pecho blanco al descubierto.

Enamorando a Sergio una vez más e invitándolo a marcarlo como se le antoje. El español cargo como princesa a su novio y lo llevo hasta su habitación, aunque estuviera borracho se conocía la casa de memoria.

Subió un par de escaleras y de una patada abrió la puerta. Tumbó al pelinegro en la cama mientras el estaba encima admirandolo. Mesut se levantó con fuerza y tomo sus mejillas besándolo con pasión, las manos de Sergio descendieron hasta sus caderas dónde descansaron, el tienro beso de Özil se convirtió en necesidad para él contrario que comenzó a comerle la boca y a saborear aquellas mordidas escasas de sangre que le provocaba.

El sonrojo de Mesut, las lágrimas que caían por sus mejillas, su espalda que buscaba arquearse para tener miserablemente un poco de contacto, todo le enamoraba.
Los brazos de Mesut rodeándolo y abrazándolo, el perfume natural del más bajo que le parecía la frangancia mas exotica del planeta, los gemidos bajos que brotan de sus labios.

Siempre tan considerado, la manera en la que sus piernas se abren para dejar paso a esa rosada y lubricada entrada que está lista para que lo tome en cualquier momento.
Es irrepetible y lo sabe. Por eso aunque no está en sus cinco sentidos intenta ser cauteloso pero sus expresiones no se la dejan fácil

—¡Más profundo, Sergio... Parteme!—exigia el excitado alemán mientras arañaba su espalda
—Como tu lo órdenes—gruño siendo más rudo
Esos pases mágicos y la manera que tiene para unir a las personas, pronto todo sentimiento de calentura desaparece cuando Özil mancha sus sábanas, un orgasmo basto para caer con cansancio al colchón, encima de él cayó rendido Sergio, todavia sin salir de él.

Se vieron a los ojos mientras el español centraba su atención en la respiración del alemán. No pudo evitar soltar una lágrima cuando se dió cuenta que estaba dormido
—Te amo Mesut—susurro besando su frente y abrazándolo

...
Fin

𝐒𝐈𝐓𝐔𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 𝐒𝐄𝐑𝐙𝐈𝐋 𝐖𝐄𝐄𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora