Capitulo 17: Proyecto Pretoriano

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En las profundidades de un lugar sagrado, bendecido por seres más allá de la comprensión de los habitantes de este mundo.

Bajo tierra y en un lugar tan seguro como peligroso, un ser camino por el pasillo de su residencia. La multitud de animales desnudos era azotada por sus siervos, el ganado era movido de un corral a otro más grande.

Se habían construido nuevos alojamientos para sus invitados, pudo verlo desde el pasillo lateral del templo. El paisaje infernal ante el le causó tanta calma como alegría. El cielo era rojo sangre y un sol negro brillo en este, las nubes eran oscuras y pocas. El fuego ardía en el suelo de carbón y tierra quemada, los ríos de lava se unían en un lago al borde de su hogar.

La enorme estructura de unos 7 kilómetros de alto era de roca negra pura y tenía varios acueductos por los que la sangre y lava se movían. Estatuas se criaturas impias y profanas estaban presentes en los bordes y de sus 6 torres. La más alta tenía en la punta un pentagrama qué giraba sobre el templo, el escudo de su creador estaba presente en el circulo mágico.

Verlo le causaba una mezcla de sentimientos. Alegría, dolor y lamento pero sobre todo. La lealtad se imponía, a su creador y a su maestro. Con pasos calmados se adentro dentro del templo, los demonios se arrodillaban y dejaban un camino libre a su señor.

Algunos eran casi 5 veces más grandes, seres semejantes a minotauros con espadas en llamas y con alas, algunos poseían más de una cabeza.

Otros eran pequeños y débiles como los Diablillos. Semejantes a goblins pero de aspecto más fuerte, piel roja, cuernos y con un actitudes alegres.

La variedad era grande y sus números aun más, algunos invocados. Otros creados y unos pocos siendo obra de los creadores.

Eran los hijos de los 41 seres supremos, no. No merecían tal honor, aun que su maestro más de una ves se refirió a ellos como sus hijos.

La amabilidad y amor de su amo era tanta como su sabiduría y poder. Aun que jamás llegaría a poseer una fraccion de su previsión y conocimiento. El deseo de llegar un que sea a ser su sombra le impulsaba a mejorar y aprender.

- Aun estoy muy lejos de llegar ver el plan del maestro, pero almenos he podido anticiparme a sus ordenes. En su benevolencia me a dejado actuar sin necesidad de esperar sus sabias palabras.

Sus palabras fueron para si mismo, al llegar a las escaleras de caracol descendió hasta llegar a un laberinto de pasillos. En las entrañas del templo, donde nadie le molestaría. Abrió dos puertas de madera que resonaron junto con su presencia, los 8 seres dentro de la sala le vieron bajas las escaleras.

El sub nivel de la sala era su objetivo, todos se iban a arrodillar pero el los detuvo. Su deber estaba primero, los demonios continuaron atendiendo a los seres sobre los altares.

Susurrando, cortando, cociendo y mejorando las formas de estos seres que eran bendecidos por el conocimiento de los 41 seres supremos.

El artífice de este plan y proyecto se acercó a la mesa, estaba junto a las escaleras. Había una humilde silla qué solía usar alguna rara ocasión y una serie de libros. Además de estos objetos un cofre abierto el cual parecía desprender una aura extraña y dentro poseía los elementos con los cuales se mejoraba a los humanos.

Vio la representación de un hombre adulto en la hoja de papel, sujeto una pluma y tras remojarla en tinta.

Dibujo de forma hábil y maestra el brazo sin piel y con sus músculos así como huesos muy bien detallados. Hizo anotaciones de la edad correcta para cosechar y cuales humanos del corral serían sus proveedores. Tras hacer varios apuntes se acercó a uno de los dos grupos.

Overlord: El Sacro Emperador De Los Hechiceros (Leyenda2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora