Para ella siempre fue difícil vestirse, cuando era niña almenos 5 sirvientas debían asistirla debido a que su madre no podía.
Era una hija problemática por su hiperactividad, no podía quedarse en un solo lugar y siempre que debía usar un vestido para una ceremonia. Su madre la engañaba para entrar al vestidor donde las maids la atacaban.
Ahora ya siendo una mujer, su actitud y mentalidad había cambiado. Cuando asumió la corona su forma de ser cambió, en el pasado fue alegre y llena de esperanza. Tras varios años conservo esa esperanza por un futuro mejor, pero como una llama sin leña. Se fue apagando lentamente hasta ser una breve luz en la oscuridad.
- Po...Por favor levante sus brazos.
La vos de su sirvienta se escucho y ella hizo caso a su petición, se había puesto el vestido por si misma. Sabía que le incomodaría a la hija de Pavel verla desnuda, podría haber pedido ayuda de las sacerdotisas de Kilardos pero estas estaban ocupadas atendiendo a su amiga.
Su dama, una joven de cabello dorado corto apreto suavemente el nudo en su espalda. El vestido se ajusto a su torso, si bien se había desarrollado de forma sana y fuerte.
Aun le molestaba un poco no haber recibido los dones de su madre, su cuerpo aún estaba floreciendo quizás. Se miro en el espejo, su cabello había sido arreglado minutos antes por una de las sacerdotisas.
Atado en una cola de caballo de 4 colas menores entrelazadas y que terminaron en un ramo de flores azules. Su vestido era blanco con tonalidades celestes y doradas, uno de los pocos que sobrevivieron a la caída de la ciudad.
Siendo salvado gracias a que estaba en su carruaje durante la huida, habiendose preparado este conjunto para una fiesta de gala de un duque.
-Neia: Su majestad.
La joven escudera tomo uno de los dos guantes de tela celeste, bordado con hilos plateados la pieza de arte tenía ángeles grabados y algunas joyas incrustadas en la muñeca.
Extendio su mano con una sonrisa y Neia le coloco el guante con cuidado, eran parte del vestido según una vieja tradición.
Tras ponerse el otro se miro en el espejo, su aspecto era el de una joven en su momento más bello y puro. Ya había alcanzado la edad de su madre cuando se caso, sabía que en caso de ser necesario reforzar la alianza.
Tendría que darse a si misma como ofrenda al Rey Hechicero, pero por el momento todo daba indicios de lo contrario. Un hombre como el que no parecía codiciarla o sentir atracción por ella era 10 veces más peligroso que un Rey sin Reina. Calca miró la sala y se maravillo de la elegancia.
Las paredes eran de un rojo escarlata con tonalidades negras en las cortinas y alfombrados purpuras. Había pinturas de paisajes y escenas de una batalla en una planicie. La batalla en la que se logró la fundación de este país y aún que lo normal sería que el este presente.
No había rastros del Rey Hechicero en las obras de arte, solo de sus generales, aliados y enemigos. Quizás odiaba ser retratado o no se habían hecho cuadros de el hasta el momento.
Calca Bessarez se miro unos instantes más y ajusto su escote un poco antes de ver a Neia qué estaba detrás. Su mirada era tímida y nerviosa, algo que despertó simpatía en la monarca.
-Calca: Gracias por la ayuda, me hes difícil ajustar el nudo.
Dijo ella bajando de banco de vestidura, una pieza acolchonada sobre la cual estaban sus pies desnudos.
Neia Baraja asintio y tan rápido como se dio cuenta, se arrodillo para colocar en los pies de la reina sus tacones.
-Neia: ¿Desea algo más?
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Overlord: El Sacro Emperador De Los Hechiceros (Leyenda2)
FanfictionTodos los grandes imperios tuvieron inicios difíciles, para ser grande uno debe ser pequeño primero o almenos eso a demostrado la historia. Reinos surgen y caen en un parpadeo, el tiempo es el mayor enemigo de aquellos que buscan dejar una huella im...