Capitulo 13: El Demonio Apolion

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En medio de la oscuridad, los gritos y lamentos de aquellos que aún podían moverse eran molestos.

El calor quemaba todo su cuerpo mientras se extendía por su torso y brazo. Una indescriptible sensación de como era hervida desde dentro, quemándose lentamente su carne y poco a poco llegando al exterior.

Era una Maldición Demoniaca. Sabía que era difícil de tratar más no imposible, la magia era milagrosa en todo sentido. Sus límites eran desconocidos y sabía que en algún lugar de este mundo.

Alguien podría sanarla, su mejor amiga había venido a este país por eso. Aun sabiendo que La Teocracia podría ayudarlos. No se arriesgo a un viaje tan largo y prefirió pedir ayuda a su enemigo jurado, los No-Muertos.

- Cal...Calca...

Se arrastro entre las sabanas de la bella cama, no recordó cuando la habían dejado pero sabía por esos gritos.

Que las cosas habían salido mal, abrió sus ojos y la luz del día la cegó.

- ¡Mi señora! ¡Por favor no se mueva!

El grito de una joven sacerdotisa fue lo primero que la recibió, estaba cercana a la ventana de su habitación. Viendo el exterior y como los invasores se abrían paso por el portón principal del palacio.

- ¡Ayúdame!

Grito a su compañera, otra sirvienta del sacerdocio que había jurado hacia poco su lealtad a la suma sacerdotisa.

Ambas la recostaron a medida que su respiración se agito aún más y batallo por entender que ocurría.

- Debo...Debo ayudarla...

Miró el techo de color rojo sangre, tonalidades negras y blancas se podian ver. Habían llegado o eso creía, ningún noble de Re-Estize podría tener tal grado de lujo como este.

Una de las lanzadores mágicos coloco su mano sobre su frente y hablo a la otra que tomó un frasco con un líquido verde de un cofre.

- Tiene fiebre nuevamente, debe beber nuevamente el brebaje.

Entre ambas le dieron el líquido alquímico y lloro en silencio por el asqueroso sabor, aun que le ayudaba a seguir viva. No podia evitar desear la muerte más que nada, aun así tenía la escasa esperanza de sobrevivir.

Si se suicidara, su hermana y su mejor amiga serían quienes sufrirían más que ella. De la nada un golpe se escucho tras ser recostada en la cama y con el dolor en su cuerpo llendose de forma momentánea.

- Iré yo...Tu cuídala.

Declaro la sacerdotisa de cabello pelirrojo corto y su amiga asintio, procediendo a cubrir con un trapo húmedo la frente de su señora.

Al llegar a la puerta abrió su palma y apunto esta en dirección al invitado, no abrió sino que pregunto lista para atacar con magia al ser del otro lado.

- ¿Quien es...?

No tuvo respuesta y se preparo pero algo la detuvo, algo que crecía bajo ella. Desde el otro lado de la puerta, un charco de un líquido rojo surgió y la hizo temblar.

- Dioses...

En ese momento, la madera se quebró como si lo que estuviera del otro lado fuese un ariete.

La enorme garra perforó su torso de lado a lado, llegando a romperle la columna y mientras está aberracion de las profundidades del infierno entro.

Rompiendo lo que quedaba de la puerta, ella grito con lagrimas brotando de sus ojos a medida que su compañera veía la escena.

Overlord: El Sacro Emperador De Los Hechiceros (Leyenda2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora