cap 3

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Pasaban los minutos que para el rubio eran horas y no salían de aquel supermercado. Craig parecía encontrar algo nuevo que comprar cada vez que giraba la cabeza por lo que la compra se le estaba haciendo eterna.

Al cabo de 30 minutos más, por fin el pelinegro se dignó a completar aquella lista imaginaria de la compra que tenía en la cabeza y pudieron dirigirse hacia la caja registradora en la cual el de ojos oscuros pudo reconocer una cara familiar. —¿Ahora trabajas aquí? Pensé que te habías borrado del mapa.— Señaló Craig hacia el cajero mientras el rubio miraba la situación desde otro plano sin entender muy bien quien era aquel chico. —Lo mismo puedo decir de ti, ¿Quien es él? ¿Tu nuevo novio? No sabía que me ponías los cuernos, Craigy~— Aquel chico le guiñó el ojo a Craig mientras este reía, realmente no estaba comprendiendo nada de aquella situación, y ¿que mierda fue eso? ¿Cuernos? ¿"Craigy"? —Es Kenny, y no, no es mi "nuevo novio"— El pelinegro hizo un gesto de comillas con las manos al decir esto.—Ken, él es David, un viejo amigo.— Se giró hacía el rubio al decir esto ultimo y gracias a esto Kenneth pudo ver la pequeña sonrisa que se asomaba por los labios de Tucker al mencionar lo de "viejo amigo".—Más que amigo diría yo, ¿O me equivoco?— Espetó David, el rubio realmente comenzaba a pensar que aquel día fue hecho para joderle a él y solamente a él. —¿Por qué no nos cobras de una vez?— Demandó el ojiazul con algo de molestia respecto a cómo se estaba tornando aquella conversacion. —Es cierto, lo siento, además ya se está formando cola.— El de tez oscura comenzó a pasar los alimentos y demás por la maquina registradora mientras por cada objeto se escuchaba un estruendoso pitido que ponía al de tez blanca de los nervios.—Pues todo serían unos... 68$.— El pelinegro le entregó el dinero sin rechistar y metió todos los articulos en bolsas para poder volver a casa.—Estaría bien vernos alguna otra vez, llamame cuando puedas.— Esas fueron sus ultimas palabras antes de que el otro asintiese y pudiesen salir de una vez por todas del supermercado.

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Cuando terminaron de guardar toda la compra en las estanterías subieron a la habitación de Craig con una bolsa de patatas y un par de cervezas en la mano y allí se tumbaron en la cama mientras el pelinegro buscaba alguna pelicula de Netflix en su portatil. —¿Y bien?— El pelinegro giró la cabeza y miró al rubio con intriga de saber a qué se refería. —¿Quien cojones era ese? ¿Por qué te llamó Craigy? Y, dios santo, ¿Por qué le seguiste el puto juego? — Tal vez se hubiese alterado un poco mientras hablaba porque el más alto le miraba cómo a un bicho raro aunque en sus ojos se podía percibir algo de enfado.— ¿Por qué mierda te importa tanto? Yo no te pregunto quien coño es cada persona con la que hablas.— Espetó el mayor de los Tucker. —No es lo mismo, mis amigos son normales, no así.— "¿Así cómo?" Y no llegó a pensarlo dos veces antes de soltar la mayor estupidez que había dicho en años. —Así de maricones.—

Silencio. Eso era todo lo que se escuchaba en la habitación de Craig Tucker. Un silencio incomodo que fue roto por la intervención del rubio —Eso no era lo que quería de- —"Es un chico con el que salía." Interrumpió Craig y luego más silencio. El rubio no sabía a qué agarrarse ahora, estaba entre la espada y la pared y ya tenía el filo clavado en la yugular.—Si tanto te molesta eso puedes irte, ya sabes dónde está la puerta.— Seguido de esto Craig se levantó de la cama con su cerveza en la mano y salió de la habitación no sin antes dar un portado con la puerta.
Kenneth por otro lado se encontraba estatico ¿Acababa de arruinar 5 años de amistad en tan solo 2 minutos?

Realmente era un imbecil.

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Lo encontró en el patio trasero mientras un cigarrillo se consumía entre sus labios. —No sabía que fumabas...— Esto salió como un susurro de los labios del de tez blanca, el contrario, por otra parte, no se dignó ni a mirarle.—Te dije que te fueses.— Dió una suave calada al cigarro y lo retiro de sus labios para expulsar el humo que se calaba entre sus pulmones. "Craig escucha" —No tengo nada que escuchar, ya me lo has dejado todo muy claro, ahora vete de mi casa.— Su actitud tan seca quebraba el corazón del rubio, sabía que la había cagado, claro que lo sabía pero no se iba a dar por rendido tan fácilmente.

Se sentó al lado del pelinegro con la mirada baja. —Perdón...— No quería irse, quería arreglar las cosas o por lo menos conseguir el perdón del contrario. —No tendría que haber dicho eso, ni siquiera sé por qué lo dije, de verdad que no quiero perderte.— Pequeñas lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas del rubio pero aún así no levantó la mirada. —No sé por qué dije eso, solo me molestó la confianza con la que te habló ese chico; además, no sabía que, bueno... que te gustaban los chicos.— Lo miró cabizbajo y vió como el contrario apagaba el cigarrillo contra el cesped y lo tiraba por encima de la valla de su patio.—Nadie lo sabe realmente; bueno, solo tú y él.— El de tez oscura soltó un suspiro para luego continuar hablando.

Le contó todo, desde su relación con Tweek (que ya todos conocían y sabían lo falsa que fue) hasta ese mismo momento. Le comentó el cómo se enamoró realmente de Tweak y nunca se lo dijo, el día en el que comenzó su relación con David en un campamento de verano, cómo sus padres se enteraron y tuvieron que dejarlo. Todo, le dijo absolutamente todo, y Kenneth escuchó, con mil sentimientos en su pecho, odio, tristeza... Pero le comprendió, comprendió por qué Craig lo mantenía oculto, comprendió las palizas que recibió en el campamento por estar con David y las que recibió al llegar a casa cuando su padre se enteró, y por una vez en su vida, Craig no fue el que solo escuchaba, pudo desahogarse, pudo soltar todo aquello que le atormentaba desde que tenía diez años y que a día de hoy, con diecisiete, seguía carcomiendole por dentro.

El rubio no dijo nada al respecto, solo lo abrazó, tan fuerte que sus brazos podrían quedarse marcados en el cuerpo del moreno.

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Al cabo de un par de cigarrillos más entraron a casa, Ruby por fin salió de su habitación y se pusieron manos a la obra para preparar el almuerzo, algo simple, espaguetis con tomate. El rubio preparaba la olla mientras el pelinegro buscaba los espaguetis en los cajones de la cocina. —Entoncess... ¿Me has perdonado ya?— Le preguntó con una sonrisa lo que hizo que el contrario girase la cabeza para poder mirarlo directamente. —No preguntes cosas que ya sabes, mientras no digas nada te perdono.— El rubio con emoción se acercó rápidamente a darle un abrazo al contrario. —Pero sin abrazos que ya te he dado muchos.— Alejó un poco al contrario pero; sin embargo, eso no pudo arruinar el buen humor del rubio.

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Hola amores😽 les tengo una preguntita ¿creen que la historia está llendo muy rapido y q estoy metiendo cosas por la cara o no? 😭 esq siento que sí pero alomejor simplemente exagero, decidme vosotros lo q pensáis, y gracias por leer 💗💗

lovely fetish - CrennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora