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Para Ning Yizhuo la vida es un poco dura. Bueno, bastante. Pero no puede quejarse, o eso dice su madre.
Yizhuo tiene un techo sobre su cabeza, comida en su plato, ropa en su armario. Tiene todo lo que necesita. Pero no el amor de mamá.
Yizhuo tiene problemas con su mamá.
No la odia, o al menos no totalmente. Siempre están discutiendo (y con siempre, se refiere a las pocas veces que la ve en la semana). Su madre no parece mostrar mucha preocupación por ella, sólo trabaja y le deja dinero sobre la mesa, a veces llama para avisarle que no llegará a la cena, o incluso en toda la noche. Para Yizhuo, ella vive con una mujer que no es su madre en total.
Por eso, resultaba raro que apareciera con una tutora de inglés.
La mujer mayor carraspeó.
── Ella es Uchinaga Aeri, te enseñará inglés. ── su hija iba a hablar, mas se adelantó. ── No se discute, tendrás a Aeri de tutora. La escuela me ha dicho que tus notas son bajísimas, así que ella te ayudará con eso.
Y sin agregar nada más, se fue de la habitación. Dejando a ambas chicas juntas. Aeri sonrió y Yizhuo suspiró.
── No necesito una niñera. ── murmuró la castaña.
Aeri, de cabello negro, dijo: ── Excelente, sabes limpiarte el trasero tú sola. Ahora, vamos a empezar con saber tu nivel de inglés.
── Sé decir hola y adiós, no es necesario tanto estudio.
Aeri se tomó la confianza de caminar adentro del cuarto y sentarse en el escritorio de la china. De su mochila sacó un libro, unos lápices y su teléfono.
── Escucharás una conversación y me vas a traducir todo lo que entiendas que digan.
Yizhuo bufó. ── ¿Ya vamos a empezar?
Sólo entonces recordó que era un sábado por la mañana y su madre la había levantado con la intención de conocer a Aeri. Yizhuo se sonrojó al notar que Aeri levantó una ceja mirando su pijama; una camiseta de tirantes que era bastante transparente y podía notar a la perfección sus pezones rosados. Tragó saliva y se tapó con las sábanas.
── ¿Me dejarías ponerme algo decente?
── Oh, ¿ya te diste cuenta? ── rió. ── Yo no tengo problemas en que estudiemos así, incluso podrías estar desnuda si te resulta cómodo.
Yizhuo abrió la boca totalmente ofendida. ── ¡No seas pervertida!
── Estoy bromeando, linda. ── se puso de pie. ── Te doy cinco minutos.
La china observó como Aeri se iba, cerrando la puerta detrás de sí. Mas no confiaba en ella, así que se levantó de la cama y cerró bien con llave.
── No iba a intentar nada. ── escuchó al otro lado.
