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El lunes Yizhuo se sentía un poco mejor. Tal vez aún rodaba por su cabeza el pensamiento de su trato con su madre, aún así hizo lo mejor para fingir que realmente no le importaba. Ella sabía actuar.
──Mgh, qué cansancio──se quejó la castaña tirándose al pasto.
──Eres la vagancia en persona, ¡sólo dimos un par de vueltas!
Jimin era su compañera en todo momento dentro de la escuela. Podría decirse que su única amiga cercana de su clase, así que estaban pegadas todo el día. Y justamente ahora estaban en clase de Educación Física, donde Yizhuo maldecía a todo el mundo y más aún al profesor calvo y de barriga cervecera.
Abrió los brazos y piernas de forma dramática. ──No puedo más.
Su amiga rodó los ojos y se agachó hasta agarrar uno de sus pies y tirar de este. ──¡Arriba, arriba!
──¡No quiero! No, no, voy a morir.
Y después de un rato de una discusión un tanto divertida, Yizhuo ve a ciertos ojos que conocía aparecer en el cielo. Bueno, de pie y asomada, pero era lo mismo.
──¿Cansada?──la sonrisa de Aeri era juguetona y brillante.
Yizhuo se aclara la garganta y termina por sentarse y arreglar su cabello. Luego se puso de pie.
──No, era juego──evita su mirada avergonzada──, pero, ¿qué haces aquí?
──Tu madre se enteró de tu examen de mañana y me pidió que estudiáramos en la biblioteca al terminar tu horario.
Yizhuo rodó los ojos.
──Uh, ¿quién eres?──pregunta Jimin con notable timidez.
──Aeri, soy tutora de inglés.
──Ah, yo soy su amiga Jimin.
Algo dentro de ella se sintió raro por el comportamiento de esas dos. Aeri adoptando su "posición de caza", como lo llamó Yizhuo, y Jimin siendo extremadamente adorable bajo su mirada. Parecía haber una conexión entre ellas dos, casi que Yizhuo sobraba. O eso pensó ella.
──Ok──llamó la atención pasando al frente de Jimin, quien dio pasos para atrás y se quedó callada──, esta es la última clase. Espérame en la biblioteca.
Aeri sacó su lengua por unos segundos mientras se humedeció los labios y sus ojos fueron claramente a Jimin antes de volver a Yizhuo. ──¿Y perderme tu humillación?
──Soy bastante atlética.
Uchinaga asintió. ──Sí, se nota.
──Yah, vete o te parto la-
──¡Yoo, Ning!──se escuchó la voz del profesor──. ¡A correr!
Las dos alumnas se alejaron de Aeri. La de cabellera negra comenzó a irse camino a la biblioteca sin mirar atrás.
──¿Cómo la conociste? Es linda──comenta Jimin en un susurro.
