Seré La Alfa Que Necesitas (¿18+?)

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Me he encargado de cada una de las integrantes del equipo con un cuidado casi maternal, tratando de protegerlas y guiarlas. Sin embargo, desde que se unió hace un par de meses la chica de Minnesota, he empezado a experimentar una sensación que va más allá de lo protector.

Aunque he intentado evitar profundizar en estos sentimientos, me resulta imposible no pensar que el amor podría ser la única explicación.

Sin embargo, no puedo permitir que esos sentimientos influyan en mi relación con ella; no podría hacerlo, especialmente porque la veo como la menor de las Firehawks, una especie de hermana menor a la que debo cuidar.

A pesar de esto, me encuentro en una situación desconcertante: últimamente, no puedo apartar mi mirada de ella durante los entrenamientos. Mientras estamos en la pista, me resulta imposible desviar mi atención de su figura.

Llevo días experimentando esta intensa necesidad de observarla, y no entiendo la razón detrás de esta fijación que me afecta tanto.

Riley Andersen llamó mi atención desde el momento en que la choqué accidentalmente durante el campamento de hockey.

Es innegable que es una Omega excepcional sobre el hielo, y su talento destaca claramente.

Recientemente, me ha invadido una pregunta que no puedo sacarme de la cabeza cada vez que la veo: ¿Cómo será su olor durante su período de celo?

Durante uno de los entrenamientos, Riley mostró un comportamiento algo extraño en la pista. Si estabas lo suficientemente cerca, podías escuchar sus suspiros pesados y algunos jadeos.

Esto me dejó intriga sobre lo que estaba sucediendo, pero de repente, el aire se llenó con un aroma a menta que se mezclaba con el frío característico de la pista de hielo.

Fue en ese momento que comprendí que su período de celo había comenzado a manifestarse en la pista.

Me dirigí rápidamente hacia Riley para sacarla de la pista. El entrenamiento estaba a punto de concluir de todos modos.

La entrenadora se mostró desconcertada al verme salir con Riley, pero no dije nada y simplemente la acompañé hacia los vestuarios, colocando seguro por si las dudas.

-¿Es este tu primer celo o ya has pasado por esto antes?- le pregunté, ya que el primer celo suele ser menos intenso, pero los posteriores pueden ser mucho más difíciles de manejar.

-No, ya he pasado por mi primer celo hace tiempo- respondió tímidamente, mientras se sentaba en un banco cercano y comenzaba a quitarse los zapatos de patinaje con visible dificultad.

-Entiendo. ¿Puedes esperar hasta que lleguen tus padres? Falta menos de media hora para que lleguen- le propuse, tratando de ser lo más útil posible.

Su rostro mostraba señales de agotamiento y malestar, lo que me preocupaba. Aunque, a veces me distraía del estado en el que se encontraba debido al persistente olor a menta que emanaba.

-Creo que puedo esperar- respondió con cansancio, mientras guardaba su equipo. Su rostro estaba sudoroso, el calor de su cuerpo debido al celo era evidente.

Se le notaba algo desconcertada, lo cual era comprensible; pasar por un celo durante un entrenamiento no debe ser nada agradable.

El olor a menta fresca que emanaba era bastante intenso. Aunque no me resultaba incómodo, sí me distraía de lo que intentaba decir.

A pesar de ello, traté de mantener mi enfoque y me senté a su lado para ofrecerle consuelo.

-Debe ser muy incómodo tener tu celo en un lugar público, ¿verdad? Pero no te preocupes, muchas de nosotras hemos pasado por eso. Comprendo lo que estás pasando. Así que ánimo, y asegúrate de tomar algo cuando llegues a casa para sentirte mejor.-

Pedazos De Hielo En La Pista De Hockey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora