Capítulo⁵

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"GIGOLÓ"

[✧] Ean.

"Los Escorpio, no son débiles". La voz de mi madre no sale de mi cabeza, llevaba asistiendo a defensa personal, artes marciales, entre otras prácticas deportivas para entrenar mi cuerpo, ¿Porque?, ni yo sé, es un fastidio, no solo es agotador de manera física, si no que también esta lo mental.

La familia, si no fuera por Victoria, solo sería un termino vacío, sin amor, sin calidad, las exigencias de sobresalir y ser fuertes siempre han estado presente en mi día a día desde que tengo memoria. ¿Hermanos?, que va, soy hijo único, jodido, ¿No?, tal vez tenga hermanastros perdidos, no lo sé, hasta yo dudo ser hijo de mis padres, ¿Por qué otro motivo serían tan frío con su propio hijo?.

Escapar de noche es lo único que me hace sentir vivo en estos últimos meses, no se puede sentir las ataduras de mis padres, sin una agenda que restrinja las actividades de mis noches. Amo la vida nocturna.

La noche de hoy, me encontraba tranquilo y aburrido, escuchando como unas chicas detrás de mí hacían correr un rumor sobre que solo me gustan las rubias de ojos azules, por que daba la casualidad que todas mis ex parejas tenían esas similitudes, un patrón que ni yo me había dado cuenta hasta este momento. Una sonrisa traviesa se desliza por mi rostro sin poder evitarlo, al parecer tengo un fetiche con las rubias de ojos azules, que gracioso.

Lleve a los labios el cigarro de marihuana que acabo en mis manos de una manera  random, di una larga calada con una sonrisa hasta que ví aproximarse a mi prima que tenía mirada de pocos amigos, regrese el porro a quién me lo dió, dispuesto a correr de ese sitio.

—Ean de Escorpio! —me grito entre toda la música fuerte y el bullicio de las personas.

Me agache y camine como pude para perderla de vista, chocando en medio de la huída con unas firmes piernas morenas, al alzar la vista de a poco la imagen de la chica iba mejorando, una buena figura, de mi gusto, hasta que su rostro se giro. Aurora, forme una mueca de sorpresa, ya que traía una melena rubia platinada.

—¿Aurora? —expreso sorprendido colocándome de pie, la nombrada se sonroja escondiendo el rostro con sus rubios cabello por vergüenza.

—Joder, ¿Me veo mal?, eres el primero en  reconocerme, todos estan tan ebrios que me confunden —expresa sirviéndose de la mesa de la cocina vodka en un vaso, dando un trago en seco.

—No, es más, es arriesgado y te queda muy bien —le sonrió llevando una mano a su cabello para deslizarla al costado de su rostro— me gusta como te ves así —le guiño el ojo, acercándome, notando que ella no se mueve y me regresa la sonrisa  coqueta.

—¿En serio?, entonces el perder una puesta y quedar rubia no salió tan mal como pensé, gracias pelirrojo —desliza la mano sobre mi brazo libre subiendo de a poco hasta llevar detrás de mi nuca, jugando con los rizados mechones naranjas.

—¿Quieres que nos vayamos de aquí? —me arriesgo a ser directo manteniendo mi postura coqueta y dispuesto a que suceda más que un beso.

La fiesta estaba aburrida con una sobria Victoria vigilando que no consumiera  sustancias ilegales. Quería divertirme, no ser cuidado.

Sin darme una respuesta verbal rompió la distancia entre nosotros con un suave y sensual beso, mezclado nuestras respiraciones.

—¿Eso responde a tu pregunta? —murmura cerca de la oreja, mordiendo esta, como si tocara un botón me encendí, llevando la mano a su cintura para atraerla a mí.

—Eres tan traviesa, me gusta.

[***]

¡Toc!, ¡Toc!, ¡Toc!

—Maldita sea, ¡¿Qué?! —exclamé agitado girando sin mucho ánimo el rostro a la dirección de la puerta de la habitación, moviendo las caderas contra la apretada vagina de la morena, que dé sus preciosos carnosos labios fluían gemidos y suspiros de excitación, apretaba las sábanas con cada embestida que daba contra ella mientras mi mano jugaba con el clítoris. La hermosa vista que tenía enfrente no podía apreciarla por la jodida persona que tocaba sin consideración la puerta.

—¡¿Ean?! —una voz femenina al otro lado de la puerta se escucho gritar, se escuchaba ¿enojada?.

Doble los ojos y me agache para atrapar entre mis labios a la teta que rebotaba con cada sacudida.

—Joder, más fuerte! —gime como súplica la morena mirándome con los ojos suplicantes y bañados de lujuria, con una sonrisa arrogante chupo el pecho.

—¡Maldita sea!, ¿Porqué en mi maldito cuarto?, ¡Imbécil! —una voz enojada, que digo, ¡furiosa!, resonó fuerte al mismo tiempo que la puerta se abrió de golpe, sin embargo solo me detuve unos segundos para volver a lo mío.

Escuché cada paso que dió la Ariana que ardía en furia, y el exatis de ser descubierto me encendió más, al punto que me moví más fuerte y profundo sintiendo las paredes de la chica contraer, apretándome fuerte otorgando que los segundos en venirme estén cerca, viendo como el rostro del acuario tenía mil emociones, tan solo fueron unos segundos exactos para que el clímax ambos lleguemos, en el momento justo recibí un puñetazo en el rostro.

—Malditos pervertidos calenturientos, ahora tendré que quemar mi cama y cambiarme de habitación, ¡Degenerados! —la voz rabiosa del Aries rebotaba en la habitación y la vez se oía lejos.

El dolor de mi mejilla no lo sentía, mas bien era como un hormigueo, se sentía extraño, volteo a ver a la chica confundido de su actitud.

—¿Estas drogado?, maldita sea, yo igual, pero no es excusa! —me grito, volteo a ver a la acuario, ella se encuentra cubierta por las cobijas, sin querer dejarse ver— saca tu trasero plácido de mi habitación y a la mujerzuela que escondes igual.

—¡Hey!, ¿A quién llamas mujerzuela?! —dijo ofendida Aurora, levantándose de golpe quitando las cobijas que tenía encima, sorprendiendo a la Aries.

—Vaya, me gusta más como te ves castaña, ya veo por que Ean cogió contigo, eres rubia, tiene un fetiche con las rubias —le hace saber con tranquilidad con una divertida sonrisa, y una mirada maliciosa a mi dirección.

—Mierda, me largo —me empujo para que me saliera de ella, con cuidado me retiré, sosteniendo con cuidado el condón.

N/A: acuérdense, siempre usen protección, personitas lindas ✨.

Veo como se aleja cubierta con la cobija y sus prendas en las manos.

—¿Qué te sucede?, no tengo un fetiche con las rubias —expreso tranquilo colocándome de pie, amarro el condón y lo lanzo a la basura.

—Ew, no lo tires ahí, asqueroso —se queja Aries, mirando dónde lance el condón con semen— vístete, das pena.

—¿Pena?, cariño, ¿Cómo podría sentir pena con el cuerpo que poseo? —le guiño el ojo, tomando el bóxer que deje tirado— además, todos los cuerpos son lindos, el tamaño no es lo importante, la técnica si lo es.

Una fuerte y ruidosa risa broto de los labios de la albina que cruzada de brazos me veía sin poder evitar reír. Frunci el ceño y arqueó la ceja.

—Eso lo dicen los de pene pequeño —se burla y señala a mi paquete.

—Soy team sangre cariño y me acabo de correr, ¿Quieres que te enseñe porqué tenía gimiendo a Aurora hace unos segundos? —le guiño el ojo.

—Mierda, solo lárgate, asqueroso Gigoló.



✨✨✨

Pequeños seres de luz, les recuerdo que las personalidades de los signos puede que no se parezcan a las que tienen en corazones flechados, por que esta historia está basada en los años antes de que se fueran a la universidad, por lo que son diferentes personalidades.

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⏰ Última actualización: Aug 12 ⏰

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