Hold on to the memories, they will hold on to you

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Aaroncin: ¿Me acompañas a un lugar?

Maia: ¿Cuándo?

Aaroncin: ¿Hoy a las cinco?

Maia: Cinco y media está mejor.

Aaroncin: Entonces será a las cinco y media.

Aaroncin: Prepara tu cámara.

—Hanna, te llegó un paquete —le grito desde la puerta.

—Sí, por fin llegaron —la escucho gritar desde el pasillo.

—¿Qué es?

—Es un kit que ordené el mes pasado. Pensé que nunca llegaría, creí que me habían estafado. Tiene más de veinte óleos, acrílicos de marca y cinco tipos de pinceles. Puede que sea poco, pero es de buena marca.

—Bueno, no sé ni qué es un óleo, así que no te diré nada.

—No todos entienden a la gente que estudia bellas artes.

—Prefiero la fotografía, no me tengo que ensuciar mucho.

—Te recuerdo la vez que estabas sacando fotos en el bosque al atardecer, después de que llovió y te caíste en el barro.

—Eso fue una excepción, fue para salvar la cámara. Están muy caras hoy en día una de esas —suspiré—. Hoy saldré a las cinco y media con Aaron.

—¿A dónde?—pregunta sentándose en el sofá.

—No lo sé, no me lo dijo.—me senté a su lado.

—¿Y si te lleva a un lugar super raro, como una granja de alpacas o algo así?

—Pues no estaría mal, sería una anécdota para contar.—me reí por su comentario.

—¿Y si te secuestra? ¿Y si es un psicópata? Aunque lo conozco, no lo suficiente.— Se levanta de un salto y comienza a caminar de un lado a otro.

—Hanna, estás loca.— La tomo del brazo y la sienta en el sofá.— Escúchame, estás exagerando. Lo conoces desde hace años, nunca te ha hecho nada

—Lo sé. Creo que en otra vida estuve en un psiquiátrico.

—Y yo, en otra vida, era tu psiquiatra.

📷

—Hola niña— me saluda cuando entro a su auto, guiñándome un ojo.

—Aaroncin —le respondí en forma de saludo, acomodándome en el asiento y  frunciendo el ceño —¿a dónde vamos?

—A hacer fotos. —Sonríe, arrancando el auto y  mirándome de reojo.

—Ya entendí, pero ¿a dónde? —cruzo los brazos, sintiendo una punzada de curiosidad.

—Ya verás. —Se limita a decir,  con una sonrisa pícara.

Luego de unos minutos en auto,  veo que para frente de un bosque.

—Hanna tenía razón. —digo,  con un tono de acusación.

—¿En qué? —pregunta,  frunciendo el ceño y  mirándome con confusión.

—Me ibas a traer a un lugar solitario para matarme. —Me encojo de hombros,  fingiendo estar asustada.

—Debiste hacerle caso a Hanna. —Se ríe,  sacudiendo la cabeza y  aparcando el auto.

—Supongo. —Suspiro,  aceptando la derrota.

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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