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— ¡Y-yo nunca había hecho esto…!

— Bueno, si no estás seguro no lo hagas, niño. — la mujer le palmeo la espalda unas cuantas veces para darle seguridad.

Al necesitar algo en lo que distraerse que no sea ver serie en su laptop todo el día, decidió empezar a recurrir a la casa vecina a ayudar en cosas fáciles, porque a pesar de haber crecido ahí no tenía idea como hacer la mayoría de trabajos del campo.

Ya había intentado recolectar huevos, pero no pudo evitar sentirse culpable por robarle sus hijitos a las gallinas, por lo que los niños de la familia terminaron haciendo la tarea.

Esa vez se había determinado a ordeñar a una vaca, eso iba en el completo opuesto de los principios del veganismo, pero después de todo él no la tomaría, era para los Kwon, si eso justificaba algo.

Puso esos grandes guantes de lavar platos en sus manos, le daba un poco de asco la verdad. — Voy a hacerlo, ¿pero, como lo hago?

— Los gemelos van a enseñarte. — Jiwon y Jihun apenas tenían 8 años y estaban mucho más experimentados de lo que Félix nunca estaría.

Félix siguió a los niños hacia donde tenían dos vacas amarradas a la cerca principal, le daba algo de pena verlas así, pero no iba a juzgar. Fue algo tardío, pero después de muchas explicaciones y leche salpicada por muchas partes, los gemelos Kwon y el joven Lee, lograron tener la cubeta diaria de leche lista.

El desayuno estuvo listo poco después de esto, todos se sentaron en la mesa como si Félix ya fuera parte de la familia. El olor del pan recién comprado y la leche recién hervida le daba náuseas, pero lo más importante era ser educado en casa ajena.

— ¡Máa! ¿Por qué Lix tiene un desayuno diferente? — con curiosidad pregunto Jiyeon, la menor de la familia con apenas 4 años.

— Porque no le gusta el pan. — no había mucha ciencia en eso.

— A Lix no le gusta comer nada, solo lechuga y tofu. — comentó con gracia Jiseok, el segundo mayor.

— ¡Eso no se dice tonto! ¡Eres un grosero! — Jiah era la hija mayor y en secreto la favorita de Félix, ellos dos se solían quedar hablando por las tardes sobre como era la vida en la ciudad, porque ella como cualquier adolescente rebelde no quería quedarse en un pueblo tan pequeño.

— Yo no dije nada malo, ¡la comida de Lix, se ve extraña, pero quiero probarla! ¿Me das un poco?

— Eso tampoco se dice, grosero.

— ¡Yo también quiero, Lix!

— ¡Yo también!

— ¡Y yo! — siguió la menor.

— ¡Ma! — dijo con enojo la mayor enojada por la actitud de sus hermanos.

— Niños, es suficiente. Coman su comida rápida. — después de tener tantos hijos, la paciencia era algo que le sobraba.

— Mañana les traeré un poco de esto para que desayunen, ¿sí? — los niños parecían impresionados, ese pudin de chía que Félix comía era algo completamente novedoso para ellos. — Aunque no creo que les guste, pero con el intento vale.

— ¡Te amo, Lix! — dijo Jiwon.

No pudo contestar, de nuevo estaba teniendo náuseas, estos días sin las cosas feromonas de su alfa la estaba pasando muy mal. El mareo repentino cuando percibía otras feromonas, era tan molesto. Tuvo que dejar la mesa rápidamente para irse al baño a vomitar, por obvias razones, asustó a toda la familia.

El viejo alfa le palmeó la espalda unas cuantas veces, hasta que pudo detenerse. — ¿Quieres ir al hospital? Puedo llevarte en mi camioneta. — Jeongin, su doctor, le caía muy bien, pero eso no quitaba que las consultas médicas fueran algo que odiara, además sabía que era lo que le pasaba exactamente.

Strings [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora