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Hwang Hyunjin corrió hasta esa fatídica casa, le daba tanta pena verla así, pero en ese momento solo un sentimiento lo ahogaba al punto que sentía como su cuerpo le dejaba de responder; tenía miedo, estaba aterrorizado.

No pudo pasar más de unos metros porque inmediatamente dos uniformados lo tomaron de los brazos como si fuera un criminal, impidiendo que pasará más allá de la cerca.

— Está es zona de investigación, no está permitido el paso a nadie. — con esa firme voz el alfa que lo agarraba hablaba, como si no pudiera ver nada del sufrimiento que desbordaba de su rostro.

— ¡Está es la casa de mi Omega! ¿¡Dónde está?! — ellos no le daban importancia a sus gritos de impotencia cuando luchaba por librarse de sus brazos. — ¡Maldita sea, déjenme ir!

— Señor no hay nadie aquí, todos los damnificados fueron llevados a la zona de emergencias del hospital general del pueblo.

— Mierda… — no había una sola palabra más para decir, sabía que no debía permitir que su omega se fuera a una destinación tan lejana, además solo y por mucho tiempo.

Usó su fuerza bruta y de un solo jalón pudo librarse de los fuertes brazos de esos uniformados quien al principio parecían querer seguirlo, pero cuando se metió a su auto y se fue en dirección, suponían, del hospital, decidieron dejar que las cosas siguieran así, después de todo el omega que sacaron de ahí estaba en cinta.

Al conducir se ahorró los pocos minutos que le habría costado el correr hasta el hospital, porque la verdad estaba muy cerca. Entró con total autoridad, como si todos los de ese lugar tuvieran que acatar sus órdenes, y así fue, mientras todos lo miraban él se acercaba a la recepción. Sus feromonas asustaron a todo el mundo, incluyendo a la pobre recepcionista que ya sabía muy bien quién era, “el esposo del omega recesivo embarazado”, ese quien normalmente parecía amable aunque ahora sentían que si hacían algo para molestarlos terminarían muertos.

— S-señor Hwang… — estaba aterrada.

— Mi omega, ¿dónde está? — esa voz, tan molesta, intentando contener sus gritos y posiblemente su voz de mando que nunca había usado en su vida.

— E-el doctor Yang aún no ha dado orden de permitir visitas. — sabía que estaba muerta.

— Te pregunté dónde está mi omega, no lo que ha dicho ese incompetente. — necesitaba mantenerse calmado, a Félix no le gustaba verlo hablando mal a los trabajadores y por eso estaba a intentando mejorar en eso.

— ¡Habitación 91! Por favor no cause muchos problemas, el paciente está en un estado… difícil, no haga las cosas peores. — y así fue como la ignoraron sepulcralmente.

Hyunjin subió por las escaleras de emergencia porque definitivamente sería mucho más rápido que tener que esperar ese maldito ascensor.

Subió un par de pisos sintiendo como su corazón se aceleraba con cada paso que daba, al llegar a la habitación que le habían dicho no dudo en abrir la puerta. La blanca habitación relucía con esa artificial luz de hospital que hacía lucir a todo como el típico ambiente deprimente de hospital.

Félix estaba sentado de lado en su camilla, mirando la pared cubierta en cerámica blanca con algunas dejes de gris y ocre, bastante anticuado para su gusto.

Cuando Hyunjin entraba a un lugar era imposible no sentir sus feromonas por toda la habitación, para este punto estaba tan acostumbrado a que usará supresores así que ahora que podía inhalar ese olor a roble tan fuerte era tan embriagante, pero reconfortante a la vez.

Se acomodó en la cama cubriéndose con las sábanas porque con esa bata de hospital lo hacía sentir desnudo. Después de eso fijó su mirada cargada de serenidad en los ojos de Hyunjin que como lo supuso, estaba a punto de un quiebre.

Strings [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora