Just A Game // Finn Wolfhard. [✔️]

08

Las primeras tres semanas del crucero se me pasaron un un parpadeo. La verdad el estar fingiendo ser novia de Finn no era tan malo, la cosa es que el era muy cariñoso (mucho más que cuando fuimos novios)  lo que hacía que mi corazón se acelerara ante sus muestras de cariño (qué seguro eran actuadas).

Cada noche sin falta me repetía a mí misma que no en podía dar el lujo de encariñarme con Finn e incluso llegar a gustar nuevamente de él.

Desperté esa mañana y me estiré para después pasarme las manos por el cabello y bostezar, me había dormido tarde viendo películas.

Me duché y me vestí con un short azul, una camiseta verde menta con la manga hasta el codo y me puse tenis blancos. Me apliqué bloqueador solar para después salir de mi habitación.

Subí a cubierta y entré en el comedor por algo de comer. Tomé un tazón de arándanos y después salí para observar el horizonte.

—Hola Cass —me saludó Emily y yo le sonreí para después seguir comiendo—. ¿Cómo has estado?

—Bien, he estado bien —respondí observando las olas en el océano sin dejar de comer.

—¿Cómo vas con el plan? —Tragué saliva cuando lo mensionó.

Ya había considerado varias veces dejar el plan de lado, seguir con lo de fingir ser la novia de Finn sin hacerle daño porque mi corazón no tenía la fuerza de hacer la bajeza qué estaba pensando.

Lo descartaba obviamente, porque mientras mi corazón me pedía dejar de intentar romperle el corazón a Finn mi cerebro me decía que se lo merecía, que él me había rotó el corazón y me había traicionado. Así que era un tira y afloja, a veces quería dejar todo de lado y otras seguir con todo.

—Creo que va según lo que quiero —respondí con simpleza y la miré notando qué asintió.

—¿Si oíste que mañana pasaremos por los lados de una selva o algo parecido? —Abrí los ojos por eso—. Será interesante.

—Ya lo creo —Sonreí y después me acomodé el cabello cuando una ráfaga de viento me despeinó.

—¿Vamos a ver una película? —Asentí y después ambas comenzamos a caminar mientras yo seguía comiendo los arándanos.

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Al medio día ya se había terminado la película y nosotras salimos del pequeño cine qué tenía el barco para volver a subir a cubierta.

Ella se fue al comedor a buscar algo dulce de comer mientras yo caminaba sintiendo el viento en mi rostro.

Salté en mi lugar al oír un golpe en seco por uno de los pasillos y me acerqué lentamente para mirar qué había sido.