Especial 1 "ForceNeo"

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Neo se encontraba sentado en un banco del parque, disfrutando de una tranquila tarde de verano.

Con un helado de vainilla en la mano, se deleitaba con cada bocado, sintiendo el dulce y cremoso sabor derretirse en su boca.

El sol brillaba cálidamente sobre su piel, mientras una suave brisa agitaba las hojas de los árboles, creando un susurro relajante que se mezclaba con el canto de los pájaros.

Los niños jugaban alegremente a su alrededor, sus risas llenando el aire y añadiendo una energía vivaz al ambiente.

Neo observaba todo con una ligera sonrisa, disfrutando de la simple belleza del momento. Un par de ardillas correteaban por el césped, deteniéndose ocasionalmente para escarbar en busca de alguna nuez perdida.

Cada vez que una ráfaga de viento pasaba, las ramas de los árboles se movían suavemente, produciendo un sonido casi musical que parecía acompañar el canto de los pájaros. Neo cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente el aire fresco y limpio, permitiendo que la paz del parque lo envolviera por completo.

A medida que continuaba saboreando su helado, pensó en lo afortunado que era de poder disfrutar de momentos como este, donde el tiempo parecía detenerse y todo lo que importaba era el aquí y el ahora.

Con una sonrisa de satisfacción, Neo abrió los ojos y observó cómo una bandada de pájaros volaba en formación sobre el parque, añadiendo una última pincelada de perfección a esa tarde idílica.

Se me antojo unos nachos- pensó Neo mientras seguía comiendo su helado

Siguió comiendo su helado mientras pensaba dónde iría a comprar sus nachos antes de ir a buscar a sus padres al centro comercial.

Force estaba sentado cómodamente bajo la sombra de un gran roble, con un libro entre sus manos. La brisa suave movía delicadamente las páginas, creando un ambiente perfecto para la lectura.

Cada tanto, se detenía a disfrutar del frescor del viento y del susurro de las hojas sobre su cabeza.

En uno de esos momentos, levantó la vista y sus ojos se encontraron con una escena encantadora.

A pocos metros de distancia, vio a Neo sentado en un banco, disfrutando de un helado parecía completamente absorto en su mundo, con una expresión de felicidad pura mientras saboreaba el dulce.

Force no pudo evitar sonreír ante la vista. Neo se veía tan lindo y tierno, con su expresión despreocupada y los pequeños gestos que hacía mientras disfrutaba de su helado.

Era un momento simple, pero tenía una belleza especial que Force apreciaba profundamente. Su mente se imagino a ellos dos comiendo helado mientras sus cuatro cachorros.

Durante unos minutos, Force se permitió simplemente observar a Neo, encantado por la tranquilidad y la alegría que emanaba de él.

La luz del sol jugaba entre las ramas, creando patrones de sombra y luz en el rostro de Neo, acentuando aún más su encanto natural.

Finalmente, Force cerró su libro y se levantó, decidido a unirse a Neo. Caminó lentamente hacia él, sin querer interrumpir demasiado bruscamente su momento de paz.

Cuando llegó al banco, Neo levantó la vista y sonrió, reconociendo a Force.

Hola, Neo- saludó Force, aún sonriendo- ¿Te importa si me uno a ti?- pregunto viendo al menor

Neo asintió, con los ojos brillando de alegría.

Claro, Force -dijo Neo, haciéndole un espacio en el banco.

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