Prem miraba el reloj sin atreverse a decirle a Fluke que era tarde, estaba muy cansado y había perdido el transporte público. Aunque se llevaban muy bien no dejaba de ser su supervisor y podía apuntar que no quería hacer horas extra.
-Lo siento, pero tengo que preparar todos los permisos de ubicaciones que hemos visto hoy para que mañana lo repase y lo firme míster B.
-¿Cuántos correos electrónicos tengo que enviar para solicitar que no se me llame así?
Fluke miró asustado al presidente. No lo había oído venir. Le ponía nervioso esa capacidad de aparecer de la nada sin hacer ruido.
-No sabía que seguía aquí, señor.
-Tenía una conferencia internacional.
Fluke escuchó la voz profunda acompañada de ese aroma a dulce casero y frutos secos que siempre acompaña a su dueño. Las feromonas de Ohm no solo le afectaban, había aprendido su olor.
Prem miró al exterior. Estaba oscuro y llovía. Para lograr un taxi y llegar a casa le iba a costar un dinero. Con la lluvia habría probablemente taponamientos.
Volvió a la realidad al escuchar que el presidente estaba riñendo a Fluke por hacer a los becarios quedarse horas extra.
-No importa, Fluke está siendo un guía excelente.
-Es muy eficiente.
Prem apenas escuchó a Ohm. Su atención se había revoleado inmediatamente hacia el presidente. Una sensación extraña y desconocida recorría sus nervios. No era miedo, no era ansiedad. En su mente se apareció un enorme lobo gris con un mechón de pelo más claro que le miraba fijamente. Olía a resina, a limón y de alguna manera a casa.
Se dirigieron juntos a los ascensores. Ohm iba intentando empezar una conversación con Fluke sin éxito aunque el sonrojo de éste parecía satisfacerlo.
Ya fuera del edificio se juntaron durante unos minutos para despedirse.
-Tengo que llamar a un taxi. Ya no hay transporte público -dijo Prem con una mezcla de cansancio y fastidio.
-Le regañé a Fluke básicamente porque no podemos pagar horas extra a los becarios. Si quieres te llevaré a casa en compensación.
Prem abrió la boca. Notó las miradas de Ohm y Fluke fijas en él.
-De acuerdo. Muchas gracias.
Los otros dos se miraron como si un monstruo enorme hubiera surgido de las profundidades y se llevara a Prem y a aquella persona que no podía ser Boun.
El presidente nunca hacía esa clase de cosas.
-Mañana podrás hablar con los chicos con los que he contactado y que tienen habitaciones libres.
-¿Habitaciones libres?
Boun estaba hasta ese momento cómodo con el nuevo becario. No sabía porqué pero le gustaba su compañía. Estaba increíblemente más tranquilo cuando lo tenía cerca, pensaba en él en varios momentos del día, cuando menos se lo esperaba. Le había ofrecido acercarle en coche como cortesía pero algo dentro de sí mismo se reía de la excusa. Nunca era cortés hasta ese nivel con alguien que no fuese muy cercano.
Pero de repente la idea de que fuera a compartir piso con otros omegas alborotadores y a los que no conocía (no seas controlador. Es él, es el que esperabas, no seas celoso).
-Bueno, es tarde. Vamos.
Boun nunca se ponía nervioso frente a sus empleados. Caminó hacia su coche y pudo notar a Prem detrás.
Empezaba a reconocer su olor. Un olor que había cambiado desde el día en que entró en su despacho por primera vez.
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Lo que desee, míster B || BounPrem|| Omegaverse || BDSM||
FanfictionCuando un joven entra en una empresa para sus prácticas, la conexión con su jefe es inmediata. Prem es atrevido en el sexo y Boun le abre las puertas a un mundo nuevo... Pero... ¿sin amor