la perdida

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El joven Castillo se levantó, guardo su traje en su mochila antes que saliera
el sol y fue a entrenar, el sonido que hacia había despertado a la sirena.
Ella se sumó a practicar.
La puntería de ambos comenzaba a mejorar, aun terminaban algo agotado
pero con unos minutos de descanso podían seguir practicando
intensamente.
La mayoría de los barriles habían sido destruidos y sacados del lugar por el
poder de ambos. Los metales solo quedaron unos tres.
La sirena extrañaba cada vez más su antigua vida y sus padres, el ser
superheroina era lo único que lo acercaba más de alguna forma a su
antigua realidad.
Mientras tanto los sinarios le comentaron a su jefe lo sucedido el día de
ayer. Él se rio de su fracaso y de lo que decían.
— ¡No les pago para andar diciendo ridiculeces! Solo realicen su deber.
Su líder era alguien lleno de ambición que no solo quería dejar a la ciudad
en quiebra sino que una vez sus sirvientes consiguieran todo. La gente
estaría a sus pies para comprarle y darle todo el dinero que el desee. Y le
daría la mínima porción de lo que les pida.
Desde pequeños vivieron en un orfanato y sin nadie que los adoptara, se
escaparon para vivir en las calles. Todos se reían de sus rostros
deformados, color de piel, manera de hablar y nadie era capaz de
ofrecerles su colaboración. A medida que crecían se dieron cuenta de que
se deberían valer por sí solos y con el tiempo formaron sus objetivos y
armando sus propios logros.
Tras no haber obtenido una solución por parte de su jefe. Revisaron la
bodega con todo lo que habían recogido con el fin de estar mejor
preparados para la próxima vez.
La directora Beatriz Solar se presentó a casa de Castillo y toco la puerta..
Diana se presentó ante la directora.
— ¿Quisiera hablar con tu responsable?
—Mi única responsable es mi mama. Solo ella me puede calmar.
—Pero ahora ¿hay alguien en tu casa?
—Mi hermano, pero ¿de qué le quiere hablar?— dijo ella, haciendo una
cara de angelita mientras se acariciaba su pelo lacio de color rubio con
puntas blancas.
— ¡Es urgente hable con el! No pienso discutir con una niña.
Todos la trataban como niña, a pesar de que no lo era. Esa era una de las
razones porque extrañaba a su mama, ella era la única que la había tratado
como se merecía.
Ella se fue a despertar a su hermano. No estaba.
— ¡No esta!
—Te doy una oportunidad para que te hagas responsable ante él. Sino yo
misma volveré acá y tomare medidas drásticas.
La directora abandono el lugar para volver hacia el instituto. Para ellas
todos merecían ser definidos por una actitud y esa era la que los iba a
calificar. A Diana la calificaba su inmadurez.
El joven no veía la hora de volver a encontrarse con esos tipos para
mostrarles quien manda. Ese reto se merecía una revancha y él iba a ser el
vencedor. La sirena por fin se había animado y comenzó a mandarle carta
a su familia y dejarlas como avioncito sobre su puerta.
Al salir del trabajo antes de llegar a su casa ve a unos tipos saltando a uno
de los barcos grandes de metal de color negro que conducían por el agua:
Eran los mismos tipos que habían ido a saquear todo el tesoro, que era
sabido ese barco recolectaba.
Se fue corriendo detrás de una pared y se cambió. Le aviso rápidamente a
Cecilia que necesitaba su ayuda y su ubicación. Corrió hacia el barco, dio
pasos hacia atrás. Salto al barco.
Al verlo llegar los dos hombres con puño de box se pusieron frente a él, los
que estaban atrás de él se mostraban armados con navaja y gas
lacrimógeno. Él le pego a los dos hombres de adelante, pero uno de los
que estaba atrás le cegó con el gas. Sin ver, intento apuntarle pero era
inútil. Los hombres lo agarraron y lo iban a comenzar a acuchillar
cuando…
Una torre de agua lanzo al que tenía el arma al agua. Sirelis había
aparecido, pero dos hombres desde debajo del agua la sujetaron con
fuerza impiendo sus movimientos. Ella intento liberarse pero no podía.
El que cayó al agua uso su pistola de gancho para subir y lo volvió a
golpear a el.
La sirena comprendió que tenía otras extremidades para usar. Uso su cola
para hacer caer a uno de los dos hombres. Entonces pudo liberarse y
arrojar una torre de agua sobre su compañero. Lo mando a volar hasta
caer sobre el techo plano de un negocio. No podían seguir arriesgándose
en estas situaciones, deberían regresar en otro momento.
Los demás se quedaron sorprendidos porque lo había hecho, que liberaron
sus manos para ver hacia donde se había ido. Ella aprovecho la
oportunidad y entre barcos por el fondo del mar se alejó nadando.
Los Sinarios continuaron saqueando el barco.
Un hombre amable le dio algo para que se le pase el efecto del gas. El
héroe se había molestado porque sabía su amiga lo había sacado de la
batalla para quedarse, ella solaIntento volver con su traje hasta el barco pero ya no estaba en el mismo
lugar.
El señor que había visto desde arriba del barco todo lo sucedido, pero no
se había metido para no salir herido aviso a los periodistas que dos tipos
vestidos como héroes que habían intentado salvar su barco. La noticia no
tardo en salir en la radio y en la televisión.
<<Dos misteriosos superhéroes nuevos intentaron detener a unos
criminales, fracasaron en su primer intento>>Fue el titular en todos los
periódicos.
Antes de volver hacia su casa, el joven fue a visitar a la sirena.
—¿Cómo te atreves a arrojarme fuera?
—No podíamos seguir, era necesario saber organizarnos mejor.
—¡¡¡Podíamos ganarle así!!!
—vos no podías ver y yo apenas me podía mover.
—¡En serio no quiero discutir! Te salve porque me importas y el mundo
nos necesita. Ambos debemos practicar, pero analizando la situación
propongo lo hagamos como equipo.
— ¿No estábamos haciendo eso ya?
—Me refiero a sincronizarnos. Combatir entre nosotros.
—Por ahora no puedo.
Al joven le encantaba entrenar, pero no había visto a su hermana en todo
el día.
— ¿Tú no tienes familia?
La joven guardo silencio no le gustaba hablar de ello. Intento olvidar
aquella pregunta enfocándose en mejorar su control sobre el agua. Tras
haber estado limitada en aquel combate, empezó a entrenar levantando el
agua con ambas manos.
Este día Diana ni siquiera se había presentado al colegio. Había vuelto al
casino para seguir apostando, ella estaba seguro que en algún momento
ganaría y podría pagar a más personas para busquen a su mama. Se la
paso todo el día allí hasta que cayó la noche.
El líder de los Sinarios tras escuchar la noticia felicito a sus sirvientes y
entendió que ellos habían dicho la verdad.
— ¡No entiendo como puede ser que haiga personas que tengan
superpoderes! De todas formas no podrán vencer nuestros planes.
—Seguro que después de la paliza que le dimos ni siquiera vuelven.
Al volver a su casa a la noche Castillo intento conversar con su hermana,
pero ella solo afirmo estar muy cansada por el colegio y que la directora
quería verlo mañana.
Durante la noche al estar ambos reunidos leyeron la carta de su hija
Celina, se sintieron tan alegres luego de tanto tiempo de no saber nada de
ella; en la misma ella les confeso su más profundo amor hacia ellos y lo
que extrañaba cada día su presencia, pero que no podía volver a casa en
estos momentos. Así como que era tan duro para ellos como para ella,
pero no se preocupen que cada dos días les enviara cartas para que
estuvieran en contacto. Asimismo finalizo diciendo que si querían enviarles
cartas solo deberían dejarla encima del barco de la abuela (el mismo se
encontraba en la esquina de su casa), que permaneció abandonado desde
hace años.
Sus padres no entendieron nada. Creyeron allí podría estar su hija, pero al
ir corriendo a verlo, no vieron nada. Regresaron a su casa y guardaron la
carta en un cajón. Llenos de lágrimas se abrazaron entre si al saber su hija
estaba bien.
Celina antes de irse a dormir no pudo evitar notar algo en el techo de su
pared: era una carta.
Era la misma hoja que había dejado Giremanio usando una escalera
bastante larga. Él sabía que si los poderes marinos caían sobre alguien, esa persona vendría a este lugar dado su extensión marina oculta de los
canales de Ámsterdam.

solunar: salvando los canales con amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora