2. Estoy jodido!

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Aquino no estaba jodido.

O al menos todavía no.

El castaño se encontraba en su ronda habitual de todos los días, paseando por los pasillos del palacio, pensando en lo sucedido y dando una mirada hacia atrás, recordó lo que paso hace 2 días.

Unos segundos después de escuchar el portazo y quedarse parado como tonto, reacciono por su cuenta y entro en pánico.

Era más que seguro que el golpe de la puerta al cerrarse habría despertado al guardia que estaba al pie de las gradas, y solo se confirmó aún más al escuchar un grito proveniente de abajo.

—Todo bien allá arriba?, princesa? —escucho la voz del guardia que se acercaba cada vez más — estoy subiendo— aviso por ultimo antes de subir al último escalón y no ver nada por ningún lado.

¿Que había pasado?, el oji miel al entrar en pánico y teniendo miedo que lo descubrieran en un lugar en donde no debería estar, tomo la "gran" decisión de lanzarse por el balcón, ya saben, situaciones desesperadas requieren acciones desesperadas, ¿o no era así?

En fin, mientras corría hacia el balcón le rogo a todos los dioses posibles que hubiera, aunque sea un pequeño arbusto que le sirviera de amortiguador ante la estrepitosa caída que seguro iba a tener. No le preocupa mucho el impacto y los efectos secundarios que pudiera tener, después de todo, en el tiempo que había servido de guardia del pueblo, ya había saltado de lugares muy altos y su cuerpo sanaba muy rápido.

Y algún dios lo a de haber escuchado, porque efectivamente había un arbusto que le sirvió de amortiguador, pero no del tipo que hubiese querido, oh, que lindas eran las buganvillas, pero no es exactamente agradable caer encima de estas con todas las espinas que presentan.

Claro que la jugada de haberse lanzado hacia un destino incierto no el cálculo del todo bien, el impacto claro que hizo ruido, y más porque aún se encontraba con la pechera de su armadura de guardia, y la caída lo había dejado inmovilizado por unos segundos.

Segundos en los que claramente escucho el grito del guardia arriba y pasos rápidos acercándose hacia el balcón. Cerrando los ojos con fuerza se lamentó de las decisiones que tomo y espero su siguiente grito del guardia, el cual nunca llego, en cambio, llego el de una voz más fina.

—Por qué osas de subir a este nivel!— se escuchó el fuerte grito de lo que podía suponer era la voz de la princesa, se podía distinguir que esta seguía encerrada en su habitación. Parece ser que, de la impresión del grito, el guardia se quedó quieto en su sitio, así que vio la oportunidad y la tomo.

Con todas las fuerzas que tenia se levantó lo más rápido que pudo y salió huyendo del lugar, lugar en el cual no había estado nunca antes, y que con una rápida mirada pudo observar un estanque, no tenía tiempo para apreciar lo bonito del lugar y salió corriendo hacia donde sus piernas lo guiaran.

Lo último que pudo escuchar fueron aún más gritos, al parecer la princesa se había puesto a regañar al guardia.

Internamente agradecía a la princesa por la oportunidad que había creado para que el escapara.

Volviendo al presente el oji miel soltó un gran suspiro al recordar toda la situación y en el posible pleito en el que se había metido solo por su curiosidad.

Pero a pesar de eso, no podía sacarse de la cabeza la imagen de "¿la princesa?" con el cabello corto, si quiera era ella?, recordaba vagamente la única vez que la vio, definitivamente llevaba dos coletas, asi que debía poseer el cabello largo.

Tenía que ser ella, la había visto entrando a su habitación y segundos después escucho sus gritos.

Dejando de lado ese tema, no había podido contarle lo sucedido a Locochon, ya que, por su propia experiencia, sabía que este era muy chismoso y muy pronto se estaría contando por todo el palacio ese rumor; ya tenía demasiada suerte de que aún no le hallan llamado la atención, como si la princesa no hubiera hablado sobre lo sucedido.

No soy 'ella'!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora