¿No podemos simplemente estacionar en alguna parte? ¿O ir a mi casa como sugirió? ¿En qué estaba pensando? Miro por la ventana del lado del pasajero, concentrándome en mantener mis manos sobre mi regazo en lugar de removerme, porque todas estas casas me recuerdan a esa sensación con las que había estado luchando desde que era una niña. Que hay lugares donde no pertenezco. Suaves carreteras vacías de cualquier charco o baches. Rejas y arbustos podados. Casas blancas. Vehículos blancos.
Montones de personas blancas que me darán un vistazo y pensarán que estoy aquí para limpiar, cocinar o robar algo. Miro a Freen, deseando que me hubiera dejado conducir, para no sentirme tan vulnerable justo ahora sin nada que hacer; pero luego capto un vistazo de sus tonificados y bronceados muslos saliendo de su falda y exhalo, recordando. Sí, eso es lo que estaba pensando. Sacudo la cabeza para mí. Entra en su calzada, y miro los robles alineándose el círculo, una fuente derramando agua en el centro. Reviso en las ventanas por luces.Todo parece oscuro, a excepción de las linternas de gas, una a cada lado de la puerta delantera y dos más apostadas más allá a la derecha y la izquierda. Sin embargo, no puedo ver el tercer piso desde el interior del auto. Freen estaciona y sale.
—¿Tus padres están en casa? —pregunto, dejando mi bolso escolar en el auto y siguiéndola.
—Mi papá probablemente no. —Carga su bolso, con sus llaves afuera mientras nos dirigimos a la puerta delantera
—. Mi mamá no nos molestará.
Abre la puerta y entra, luces iluminando inmediatamente sin que Freen haga nada. Vacilo un momento mientras se dirige a la pequeña mesa de entrada y deja caer sus llaves en un tazón de vidrio azul.
—No parece que esté en casa todavía —dice Freen
—.Sus llaves no están aquí.
El vello sobre mis brazos se levanta, sintiendo el aire acondicionado escapando mientras inhalo la esencia de cosas nuevas. O realmente la esencia de casi nada. Parecido a como huele una tienda de muebles. O una librería o un concesionario de autos. Como lugares donde no vive gente. Mi casa huele a madera húmeda, el ron picante que Trace derramó por todo el suelo la semana pasada, y los espaguetis de anoche. Entro, cerrando la puerta detrás de mí, y golpeo el sensor en la pared, las luces atenuándose de nuevo. Me siento un poco más segura en la oscuridad. Justo como Freen.
Se gira, dejando caer su bolsa al suelo, y me le acerco, lo único cálido en esta casa.
—¿Tienes hambre? —pregunta.
Los cristales del candelabro tintinean sobre mi cabeza cuando el aire circula, y la escalera se cierne detrás de ella, ambas habitaciones a cada lado del pasillo central a oscuras, excepto por la luz lunar derramándose a través de las inmensas cortinas. Deja caer sus ojos y juro que veo un sonrojo.
—Mi mamá siempre mantiene demasiada comida en el refrigerador. — Se ríe, sonando nerviosa
—.No sé por qué. Apenas come, y mi papá apenas está aquí.
No quiero comida.
—Quiero ver tu habitación —le digo.
Estoy bastante segura de que vio la mía incluso antes de que la invitara. No puedo imaginar que resistiera la tentación en Night Tide. Me sentiré más segura tras una puerta cerrada. Con suerte, no tiene un candelero allí también, y no puedo olvidar que estoy en la casa de una de las familias más influyentes de St. Carmen. Ladeo mi cabeza, observándola. Pero entonces... como que me gusta estar aquí. En la casa de una de las familias más influyentes de St. Carmen. A punto de follarme a su hija.Mantengo mi sonrisa para mí misma, amando que esté repentinamente nerviosa como si fuera nuestra primera vez. Girándose, rodea la mesa y se dirige a las escaleras, mis ojos memorizando su cuerpo mientras la sigo. Cuando alcanzamos la cima, gira a la izquierda, y recorremos el pasillo, sobre suelos de madera decorados con corredores persas blancos y retratos sobre las paredes en marcos plateados. Dos chicos, construyendo un castillo de arena. Un niño sobre los hombros de su papá mientras Freen y su mamá animan junto a él en un juego estatal de Florida. Los dos niños haciendo muecas para la cámara debajo del agua, en una piscina. Freen se detiene en la primera puerta a la derecha, pero ya estoy mirando fijamente a la primera puerta a la izquierda, varios metros más allá. Azul oscuro, letras de madera que dicen HENRY colgadas de la puerta sobre un pequeño signo advirtiendo "Jugador en Juego - No Molestar, Ninguna Chica Permitida (Excepto Mamá)".
Abre la puerta, pero ladeo mi cabeza hacia la habitación de su hermano.
—Muéstrame. —Se remueve, luciendo inquieta, pero no cede. La estudio
—.¿Cuándo fue la última vez que estuviste allí dentro?
—No entro allí. —Sé que no debería presionar. Lo que le pasó a Freen es devastador y personal, pero algo me empuja hacia la habitación de su hermano, porque quiero más entre nosotras
—. No, solo... —exige, corriendo para alcanzarme
—.En otro momento, ¿está bien? No arruines esto. No arruines esta noche.
—Tú estuviste en la habitación de mi hermano —indico. Vi el video. Todos lo vieron. Richie no estaba tan furioso como el resto de mis hermanos, sin embargo, porque Richie no busca peleas frívolas adolescentes que solo están intentando hacerse famosas
—.Abre la puerta, Freen.
Lo que le pasó a su hermano tuvo un profundo impacto sobre ella. Y sobre mí, como resultaría. Necesito este pedazo de ella. Abre la puerta, probablemente porque sabe que me iré si no lo hace. Doy un paso adentro, la habitación tenue pero las cortinas abiertas y destellando luz lunar sobre el suelo. Entro a la habitación, manteniendo las lámparas apagadas y mis pies suaves, como si un paso demasiado duro fuera irrespetuoso. Su cama gemela está hecha sin una sola arruga sobre el edredón azul, la alfombra beis, pero todo lo demás combina con el edredón. Paredes azul claro con adornos blancos. Cortinas azules. Libreros, posters, un escritorio con suministros de arte, y modelos de autos y aviones yacen sobre los estantes. Una PS4 está sobre una mesa debajo de una pantalla plana sobre la pared, y una máquina de gomas de mascar yace sobre la cima de su vestidor, todavía medio lleno. Una foto de él y algunos amigos, o tal vez primos, está junto a él, todo ello sosteniendo un planeta de papel maché que hicieron en clase o en campamento de verano. Me inclino de cerca, viendo la misma sonrisa en él que veo en Freen algunas veces.
—Lucía como si fuera a ser Jensen Ackles algún día —dice, tristeza en su voz.
Echo un vistazo, viendo que sigue merodeando en la entrada, inclinándose contra el marco.
—Era un niño lindo —le digo.
—Personalidad dinamita, también. —Suspira, sonriendo y cruzando sus brazos
—.Dibujaba arañas sobre el papel de baño y reemplazaba mi yogur con mayonesa.
Camino hacia la ventana, revisando su vista.
—¿Y qué hiciste para merecer eso? —bromeo. Como si él fuera el instigador. Si conozco a Freen en absoluto, simplemente se estaba vengando.
—Pude haber reemplazado el relleno de sus Oreos con pasta dental — dice.
Sonrío.
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Citas al otro lado del pantano
RomanceFreen Sarocha Las chicas de Marymount son buenas. Somos castas, intocables, y aunque no lo fuéramos, nadie lo sabría, porque mantenemos la boca cerrada. No es que tenga nada que compartir de todos modos. Nunca dejo que los chicos vayan demasiado le...