Desde quinto, dentro y fuera del colegio

1 0 0
                                    

En quinto, no recuerdo muy bien si siempre tuvimos a la misma profesora, o en algún momento fue cambiada, pero creo que es la segunda opción.

Apenas recuerdo que en ese tiempo comencé a sentirme mal, quien sabe qué pasaría. Mi profesora, una persona homofóbica al parecer. Un día llegó un compañero mucho más alto que yo, gay, con quien me acerqué al poco tiempo de conocernos, era amable, era tranquilo, pero cada vez que me comenzaba a sentir mal, si era él quien se acercaba a nuestra profesora (cuando teníamos su clase, porque para cada asignatura habían profesores diferentes) a hablar en mi lugar, era tratado como si fuera una cosa asquerosa, algo extraño que no debería estar ahí, así que como podía, debía levantarme del lugar para ser yo quien se acercara a la profesora a decirle una vez más, que no me sentía bien.

Por otro lado, quien aún era mi mejor amiga hasta ese momento, solía acompañarme en los recreos, y preguntar por qué siempre acompañaba al chico nuevo, moreno y alto, que además era mayor a todos nosotros, al que nadie más se acercaba.
No recuerdo qué le decía como respuesta en realidad, pero sé que probablemente muchas veces subía los hombros mientras contestaba.

Ella también lo rechazaba al parecer.

Nunca nadie hizo grupo con él, ni lo invitaron a jugar o hacer cualquier cosa con los demás.

Estaba solo.

Hasta que ya no recuerdo haberlo vuelto a ver en la escuela, quien sabe, tal vez se graduó con nosotros incluso y simplemente no lo recuerdo jaja

Por cierto, tal vez no sea importante, pero sólo recordé algo más, yo solía creer realmente TODO lo que me decían, no importaba si para el resto era una simple tontería, para mí, era real, como la vez en que una compañera me dijo que su padre se había ido remando en un barco, (o bote, no sé qué dijo) a buscar un tesoro, y que no había vuelto a verlo, mientras ella se reía, yo pregunté algo, no recuerdo qué fue, tan sólo que luego de esa simple pregunta, cambio su semblante a uno más serio y dejó de reír.

Así como esa, hubieron muchas otras ocasiones en las que me dijeron muchas cosas, todas las creí, claro, en su mayoría mentiras, historias, cosas inventadas, pero aún ahora no puedo saber si todo lo que me dicen es de verdad o no. A pesar de eso, seguí creyendo lo que la gente dice a veces, hasta hace poco.

Recordé algo, ayer, mientras yo iba en el transporte, ví por la ventana a un niño muy pequeño, quien sabe que edad tendría, iba montado en un...¿Auto? ¿Moto? ¿Triciclo? De estos de juguetes para bebés, acompañado de 2 hombres y 1 mujer, el niño esperaba que lo empujara uno de los hombres, mientras el otro arrastraba un tubo de oxígeno, cuyas mangueritas conectaban con la nariz del bebé sobre el triciclo. La mujer simplemente a un lado observando.

Diario de una persona normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora