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LA TARDE-NOCHE CAYO SOBRE JACKSON, tiñendo el cielo de un cálido tono naranja que anunciaba el final de un día y el comienzo de otro. Tyler se encontraba en su habitación, preparándose para la reunión que le mencionó aquel joven cuyo nombre no recordaba. Vestido de manera casual con su clásica chaqueta negra de la WLF aunque este le arranco los parches, sacó dos cigarrillos de su mochila y notó con frustración que ya casi no le quedaban. Este detalle incrementó su estrés, pero decidió no darle más importancia por el momento.
Bajó las escaleras y se dirigió a la sala donde su hermana y madre estaban. — Oigan, voy a salir un rato —les dijo, tratando de sonar casual.
Elizabeth se acercó a él con una sonrisa juguetona. — ¿Vas a salir? ¿Con quién? ¿Es con una chica, tal vez?
— No, mamá, no es con una chica. Solo voy a conocer a algunas personas.
Elizabeth, sin dejar de sonreír, lo besó en toda la cara de manera exagerada. — Bueno, diviértete, pero cuídate, ¿de acuerdo?
El de ojos café se apartó, riendo. — Para, mamá. Ya estoy demasiado grande para esto.
Isabelle, que estaba cerca, se acercó y lo abrazó con fuerza. — Pásala bien, Ty. Te lo mereces.
Tyler asintió, agradecido por el apoyo de su familia. Salió de la casa y comenzó a caminar por las calles de Jackson. El fresco lo envolvía mientras las luces de las casas se encendían, creando un ambiente acogedor y tranquilo. Caminó hasta llegar al Tipsy Bison, pero los nervios y la ansiedad comenzaron a apoderarse de él. Se apoyó contra una valla y encendió un cigarrillo, buscando calmarse.
Mientras inhalaba el humo, una voz femenina rompió el silencio en tono de broma. — Sabes, fumar es malo para la salud.
El chico giró la cabeza y vio a una joven con una sonrisa traviesa en el rostro. Se rió suavemente y respondió. — Sí, lo sé. Pero algunas veces, ayuda a calmar los nervios.
