𝘃𝗶𝗶𝗶

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[Capitulo ocho]

𝗰𝗼𝗹𝗱

𝗰𝗼𝗹𝗱

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DOS MESES HABIAN TRANSCURRIDO DESDE AQUELLA NOCHE EN LA FOGATA, y el tiempo para Tyler era como un río constante, que fluía con una inercia imparable, arrastrándolo, llevándolo de un lado a otro sin que pudiera detenerse a respirar. Sin embargo, últimamente, esa corriente parecía haber perdido fuerza, como si el río se hubiera congelado en pleno invierno, dejándolo atrapado en un estado de estancamiento. Sentía que sus días transcurrían en una especie de quietud inquietante, donde todo parecía igual, pero al mismo tiempo, algo crucial se había detenido dentro de él.

Ahora, en el bar de Seth, con un trapo en la mano y una copa en la otra, el chico se aferraba a la rutina. El sonido del vidrio al limpiarse era suave, rítmico, casi calmante. Había optado por un trabajo más tranquilo, uno que no involucrara armas ni largas horas de patrullaje. Aunque en su interior sabía que no era el tipo de hombre que podía quedarse quieto por mucho tiempo, había algo en la quietud del bar que lo atraía. Un respiro temporal.

El alcohol nunca le había gustado. No era el sabor ni los efectos lo que le molestaba; era lo que representaba. Cada botella, cada vaso le recordaba noches pesadas y discusiones apagadas por el licor, recuerdos que él mismo había vivido, que estaban entrelazados en la historia de su familia, principalmente en la memoria de su padre. Aun así, aquí estaba, rodeado de las mismas botellas que despreciaba, sirviendo tragos a gente que buscaba ahogar su dolor, mientras él mismo intentaba ignorar el suyo.

Mientras se concentraba en su tarea, el sonido de la puerta del bar lo sacó de su ensimismamiento. Al levantar la vista, vio a Dina y Jesse entrar, riendo y hablando entre ellos, como solían hacer. Parecían siempre tan ligeros, tan libres de preocupaciones. Aunque ambos llevaban sus propias cargas, Dina y Jesse siempre lograban encontrar la manera de reírse, de hacer que todo pareciera un poco más llevadero.

—¡Mira quién está aquí! —dijo Jesse, acercándose al mostrador con una sonrisa—. El hombre que decidió cambiar su rifle por un trapo.

Tyler dejó la copa en la barra y cruzó los brazos, inclinándose levemente hacia ellos.

𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒 || 𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐨𝐟 𝐮𝐬 𝟐Where stories live. Discover now