14 de diciembre, 1993.

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- Permíteme te abro la puerta... Will.

- ¿Will? ¿Will? ¿Padre?

- Hijo, debo contarte algo - manifestó mi padre.

- Padre, por Dios santo, ¿Dónde has estado todo este tiempo? - Solté con la boca desbordada por el suelo, los ojos húmedos.

- Eso no importa, Will, estoy aquí de nuevo. Sígueme, debo enseñarte algo - Obedecí, aún sobrecogido.

WillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora