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Varias risas se oían fuera de la casa. [T/N] sonreía negando con la cabeza divertida. Madara y Harumi tenían la misma risa escandalosa cuando peleaban en guerras de cosquillas.

—¡Papá!¡Papá!¡Ya, basta, por favor!—Gritaba a carcajadas la pelinegra tratando de alejar las manos del mayor de su estómago.—¡Papá!

Con una última risa, Madara la soltó dejándola tranquila para que pudiese regular su respiración.—Que sea última vez que dices que soy aburrido.—Dijo frunciendo el ceño fingiendo estar molesto.—

—¡Papá, no dije eso! Solamente dije que ya no quería seguir jugando como niña pequeña a los ninjas...¡quiero aprender de verdad!

—¿Ah...?Mi pequeña acaso...¿quiere volverse una ninja? Pero si eres muy chiquitita aún.—Negó varias veces con la cabeza apretándola contra su pecho, ignorando a la chica que reclamaba para soltarse de su agarre.—¡Mi bebé!¿Una shinobi? No, no ,no. Hasta que cumplas los doce años.

—¿¡Qué!?—Gritó la niña.—¡Pero papá, tengo ocho años todavía!¡Falta mucho!—Reclamó indignada—.

El azabache se encogió de hombros indiferentes.—Es mi última palabra, pequeña Uchiha.

—¡Mamá!—Exclamó la pequeña—Dile algo a papá, no es justo.

Encogiéndose de hombros, negó con la cabeza.—Lo siento pequeña, pero opino lo mismo que tu padre. Hasta que no crezcas no comenzarás con el verdadero entrenamiento... además, no lo necesitas. Tú papá y yo estamos para cuidarte, solamente preocúpate de disfrutar tu infancia mi pequeña flor.—Sonrió cariñosa hacia su niña—.

Harumi soltándose del agarre de su padre, salió corriendo fuera de la casa sollozando porque sus papás no la dejaban ser como sus demás amigos del clan y de la aldea.—¡No es justo, todos los demás niños están aprendiendo y yo no puedo ir a la academia porque no me dan permiso!¡Los detesto!

—¡Harumi!—Gritó [T/N] tratando de perseguirla, pero fue detenida por su esposo—.

—Déjala, es normal que esté molesta; creo que la estamos sobreprotegiendo demasiado y no nos estamos dando cuenta. Yo iré por ella—Contestó sereno viendo cómo su hija se iba alejando hacia la aldea—.

El azabache se levantó del suelo y sacudió sus prendas con la tranquilidad que tanto lo caracterizaba. Soltando un largo suspiro comenzó a caminar en la misma dirección que la pequeña. Tendrían que hablar y dejar algunas cosas claras para evitar malentendidos.

[......]

Harumi corría por la aldea sin prestar atención al camino ni a las personas que se le cruzaban. No le importaba que la empujaran o le dieran leves codazos por no esquivarlos. Lo único que quería ella era poder ser normal igual que los demás niños. Deseaba poder sentirse parte de ellos e integrarse como una más.

Le molestaba que sus padres no fuesen capaces de ver que ella tenía un gran potencial... sólo... quería aprender a ser una verdadera ninja.

Todos sus pensamientos se frenaron al estrellar su cuerpo contra otro mucho más alto y robusto. La pequeña cayó al suelo sobre sus propias piernas, golpeándose en las rodillas. Chasqueó la lengua adolorida queriendo aguantar sus lágrimas, no le gustaba llorar en público.

—Pequeña, debes tener más cuidado. Podrías haberte hecho daño—Habló una voz grave por encima de ella. El mayor se giró a verla y se agachó a su altura.—¿Estás bien?

La ojirubí sollozó tratando de evitar el llanto y negó con la cabeza sin poder ver quién le hablaba.—No... me duelen mis rodillas.

𝐋𝐔𝐙 𝐄𝐍 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 ; 𝐔𝐂𝐇𝐈𝐇𝐀 𝐌𝐀𝐃𝐀𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora